Dirección: Irwin Winkler. Intérpretes:Kevin Kline, Ashley Judd, Jonathan Pryce, Kevin MacNally, Sandra Nelson. Guión: Jay Cocks. Fotografía: Tony Pierce-Roberts. Música: Cole Porters. Título Original: De-lovely. Nacionalidad: USA: 2004. Duración: 125 minutos. Género: Biopic musical
Noche y día dirigida en 1946 por Michael Curtiz ha quedado como ejemplo de biografía maquillada por Hollywood, con un Cole Porter desprovisto de algunos rasgos esenciales de su espíritu lúdico y sus amplios escarceos homosexuales , entre otros. Han pasado más de 50 años y todo eso se puede contar sin problemas. Lo hacía la magnífica biografía escrita por William Mcbrien y lo hace , de otro modo, este De-Lovely que tiene, curiosamente , algunos de los lastres de la película que protagonizó Cary Grant. De-Lovely también cuenta con un actor con muy escaso parecido con Cole Porter (aunque Kevin Kline lo haga bien) y deja una sensación de incredulidad. No hay problema para contar las fiestas rodeado de hombres que el genial compositor se montaba en la piscina sin dejar de amar a su mujer no hay manera de que el relato se contagie de la vitalidad, la emoción, el romanticismo extremo, la ironía y la inteligencia que emanan de cada una de las canciones de Cole Porter. Irwin Winkler juega al flashback con el compositor como espectador de su propia vida convertida en espectáculo, y quizá ese punto de partida teatral marca ya un camino de artificiosidad y decoración que desembocan en una película desapasionada y plana.
El Constante. y forzado desfile de estrellas cantando algunas de las mejores canciones de Porter (Robbie Williams, Alanis Morissette, Elvis Costello, Diana Krall, Sheryl Crow...) no ayuda a dotar de credibilidad a una puesta en escena que combina la estética reto con ramalazos de modernidad videoclipera. Nada se descalabra por ello, pero queda un espectáculo tan bonito y colorista como aséptico, en el que solo se intuye una vida de insólita intensidad y se disfruta, cómo no, con unas canciones adsolutamente gloriosas.
Para devotos de Cole Porter y el musical.
Lo mejor: Kevin Kline despidiéndose de su mujer con So in love.
Lo peor: La asepsia del espectáculo..
Fuente: Fotogramas. Ricardo Aldarondo