Una caravana de mujeres transgénero y hombres gay provenientes en su mayoría de América Central, se entregaron este jueves por la mañana a las autoridades fronterizas en Nogales, solicitando asilo y protección a los Estados Unidos.
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Es la primera vez que un grupo de personas que se afirman perseguidas por su sexualidad se presentan coordinadamente ante las autoridades estadounidenses, en un evento de alto perfil que busca mejorar sus posibilidades de éxito.
Entre ellas estaba Jocelyn, una joven trans nicaraguense que, según cuenta, nació hermafrodita (con genitales de los dos sexos) y que proviene de los indígenas Misquitos de la costa Caribe de ese país.
“Las chicas trans indígenas sufrimos maltrato sicológico, físico y verbal”, dijo Jocelyn. “En mi pueblo misquito, si somos como yo, tenemos que huir antes de los 12 años, o nos aplican la ley del cacique, sacrificando nuestras vidas”.
El grupo procede principalmente de América Central, aunque hay una joven “trans” del sureste de Chiapas.
“Nosotros sufrimos también migración interna en nuestra región porque hay mucha violencia, homofobia y transfobia” , dijo Valeria, la joven chiapaneca. “Nos sentimos empoderadas por este grupo de amigas y amigos y gente que se ha unido a nuestra caravana, esperamos que Estados Unidos tome esta oportunidad histórica de brindarnos protección”.
Según Nakay Flotte, estudiante de antropología en Harvard University y organizador de la Caravana Trans Gay Migrante, los dieciseis se entregaron el jueves en la mañana en Nogales a las autoridades de la Patrulla Fronteriza y en horas de la tarde estaban siendo procesadas.
“Tenemos que esperar, no sabemos si las van a liberar o a detener”, dijo Flotte.
Antes de entregarse, la caravana circuló un comunicado y realizó una rueda de prensa en la frontera en los que explicaron su situación. El grupo empezó a viajar hace algunas semanas en la ciudad de México y hace casi dos semanas llegaron juntos a Nogales, Sonora.
“Dado el incremento de actos de odio contra personas LGBT, hemos sido acorraladas a dejar nuestros países de origen. Somos sobrevivientes de sicariato, tortura, extorsión y trata”, dice el comunicado. “No podemos volver a nuestros países por miedo a ser encontrados y asesinados por organizaciones criminales, maras, pandillas o nuestra propia familia”.
Las leyes de Estados Unidos otorgan asilo a personas que pueden comprobar ser perseguidas o amenazadas en su integridad o vida, pero cada caso debe ser probado individualmente y generalmente requiere probar no sólo las condiciones del país en donde viven, sino amenazas diretas al individuo, señalaron expertos.
Fuente: Laopinion.com