Artículo de Leire Olmeda sobre la catalogación psicológica de la transexualidad, aparecido en el número 5 de EPG, dentro del especial de transexualidad que esta edición difunde.
EPG//
Cuando grupos como Liberacción LGTB de izquierdas están reivindicando la urgente necesidad de una ley de identidad, nos encontramos que la transexualidad viene recogida como trastorno mental en el DSM-IV y CIE-10 (catálogos de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psicología y la Organización Mundial de la Salud, respectivamente).
Habrá quien diga que si un grupo de científicos se ha reunido y decidido que lo es, lo será, pero quizá debamos cuestionarnos los criterios bajo los que viene contemplada la transexualidad como trastorno. Sobre el primero de ellos, no creo que nadie tengamos nada en contra: “Identificación persistente con el otro sexo”, que desarrolla la definición por la que todos y todas entendemos la transexualidad. El problema, o cuanto menos, el debate, aparecería con el cuarto criterio: “La alteración provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo”.
Está claro que, lamentablemente, el o la transexual padece alteraciones en su contexto social, incluyendo el laboral. Pero debemos preguntarnos si está alteración viene producida por la transexualidad o por la intolerancia, por la transfobia. Cuando a un transexual le despiden de su trabajo, el despido, ¿a qué se debe? Cuando le dan una paliza por la calle, ¿quién es el culpable? Los psicólogos que sin ningún tipo de pudor se rijan por el DSM-IV dirán que el responsable, el causante del malestar social, es la transexualidad, el trastorno.
Según esto, el embarazo debería ser trastorno mental, ya que es causa de trastornos laborales. Y el ser negro causa deterioro social. Espero que ningún psicólogo, ni psiquiatra, se atreva a decir esto. Y por ello, la transexualidad debe desaparecer de los catálogos de trastornos mentales, como ya lo hiciera la homosexualidad, la masturbación hace poco menos de un siglo o, incluso, la búsqueda de independencia social y económica de las mujeres a principios de siglo. Porque “la enfermedad mental es cualquier cosa en una mentalidad humana que ocasione gran disgusto en otra persona que lo describe así” en palabras de Lawrence Stevens, abogado representante de pacientes psiquiátricos.
//Leire Olmeda es militante de Liberacción y Representante de Alumnos de Psicología en la UCM//