Autoridades y padres debaten por el docente transexual
Melina volvió ayer a clases; apoyo del gobierno paraUSHUAIA.- Con más muestras de apoyo que de resistencia, el docente transexual que dicta ocho horas cátedra de Historia y de Formación Etica y Ciudadana en tres escuelas públicas de esta capital, encaró ayer una nueva jornada laboral mientras, aula afuera, la polémica por su reciente designación parecía alcanzar el punto de máxima tensión.
Tras anunciar que era su último contacto con la prensa, la profesora admitió a LA NACION su molestia por el "bombardeo de llamadas" que recibió de medios nacionales y extranjeros. "Me pedían que les explicara quién soy", pareció extrañarse, y aclaró que no se siente "un fenómeno extraordinario ni un caso para debatir".
El docente, de 27 años, nacido en la base naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta, aclaró que no se discute si puede seguir siendo docente, por lo que restó contenido a "tanta inquietud" de la prensa.
La ministra fueguina de Educación y Cultura, Marisa Urdapilleta, en rigor, llamada María Isabel Cabrera de Urdapilleta, garantizó la estabilidad laboral de la profesora de Historia para EGB 3 y Polimodal, identificada como Melina Gutiérrez, pero que figura en el DNI con nombre masculino.
La funcionaria respondió así a la pregunta del diputado nacional de ARI Leonardo Gorbacz y la decisión fue ratificada a LA NACION por el secretario de Educación, Gabriel Ferrario.
"Hay una junta de calificación y disciplina que evaluó los antecedentes, otorgó un puntaje, por el que recibió tres cursos, no tenemos nada que objetar", resaltó el secretario.
La gobernadora electa de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos respaldó la continuidad al frente de cursos de Melina al subrayar: "Las cuestiones de orientación o identidad sexual no afectan de ningún modo la función docente [en la que] debe prevalecer la capacidad, el mérito y el desempeño en la función, como es este caso, hasta donde me informaron".
Gorbacz reclamó a la sociedad que la intolerancia o la falta de conocimiento arrastren a la marginalidad a los ciudadanos que eligieron diferenciarse de la cultura dominante en el plano religioso, sexual o de otra naturaleza.
Por su parte, la secretaria de Derechos Humanos de la provincia austral, la abogada Fabiana Nodar, negó que el caso de Melina vulnerara derechos de terceros y advirtió que intervendrá de oficio si se le exige a la docente que renuncie a horas o intimidaciones del estilo.
Los padres, duros
Pero la carrera de Gutiérrez no parece un lecho de rosas.
La docente podría enfrentar en los próximos días una denuncia penal por falseamiento de identidad impulsada por un grupo de padres de la escuela técnica, donde dicta tres horas de Historia en un séptimo año.
Juan Carlos Alvarengo, vocero de los padres de los alumnos, aseguró sobre Gutiérrez: "Es un hombre disfrazado de mujer, que se presenta con un nombre distinto del que figura en el título, y eso es ilegal".
Para Alvarengo, un maestro "debe enseñar con la pluma y con el ejemplo", y adelantó a LA NACION que mañana, a las 17, se reunirá con sus pares para con una consigna: "Estudiar cómo garantizar el derecho de nuestros niños sin resentir los de este señor a trabajar".
Los padres creen que la presencia de Melina frente a un curso puede alterar las ideas religiosas, familiares y la afirmación sexual de los menores.
En cambio, el defensor de los derechos del niño, niñas y adolescentes, Guillermo Gowland, anticipó que la permanencia en clase de un transexual "no vulnera ningún derecho si cumple adecuadamente con su función de educar".
Gowland se entrevistó anteayer con Alvarengo; dijo que esperará la presentación formal de los padres, pero anticipó que a los chicos habría que decirles que existe el derecho a la preferencia sexual.
En esa línea, el gremio docente (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Eduación Fueguino, Sutef) se pronunció ayer en defensa del derecho a la identidad y en contra de toda forma de intolerancia.
La secretaria de Derechos Humanos del Sutef, Florencia Villarreal, resaltó que la elección sexual se encuadra en el plano personal y añadió: "Mientras no incida en el normal desarrollo de su rol pedagógico, queda absolutamente fuera de discusión".
Por Silvio Bocchicchio
Para LA NACION