Primera parte:Trans atrapadas en el CETI de Ceuta: “Hemos escapado de un infierno para venir a otro”
Miedo, inseguridad y desprotección dentro y fuera del CETI
Nos explican que cada vez que salen del CETI se sienten muy inseguras y desprotegidas, “estamos amenazadas y nos esperan cerca del centro para pegarnos con cuchillos y echarnos los perros”. Pero la situación dentro del centro no es mucho mejor, “otros residentes nos insultan, nos escupen… nos llaman maricones de mierda”, incluso han soportado algún intento de violación por parte de otros residentes. Y es que dentro del CETI, conviven y comparten espacios con las mismas personas de las que huyen.
Algo que también denuncia Navarro: “las personas trans que residen en el CETI están encerradas con las mismas personas de las que huyen, aunque migrantes y solicitantes de asilo por otras causas, la mayoría de estas personas son LGTBIfóbicas que reproducen las mismas agresiones de las que ellas huyen”.
Una trabajadora del centro del Jaral que ha preferido mantener su anonimato, denuncia que “sufren insultos, hostigamiento, e incluso escupitajos por parte de otros residentes y en la calle la gente las mira mal, las llaman ‘maricones de mierda’, les gritan insultos de todo tipo e incluso han llegado a agredirlas, y algunos trabajadores del centro, sobre todo de seguridad, en algunas ocasiones no las tratan con respeto . Además, esta trabajadora recuerda que no es la primera vez que pasa, “las personas de este colectivo siempre reciben insultos y amenazas”.
La estigmatización de estas tres mujeres no acaba con la LGTBIfobia de las personas heterosexuales, “a otras chicas del colectivo LGTBI les da miedo salir con ellas, porque se dedican a la prostitución y no quieren que la gente las confunda y se crean que son prostitutas, además, los chicos dicen que si salen con ellas se arriesgan a que les ataquen y recibir palos por su culpa”.
Para el director de Kif Kif es fundamental que haya una mayor formación y sensibilización entre los profesionales que trabajan en el CETI de Ceuta, “para que las personas LGTBI, no solo las personas trans -que son las más visibles- si no también para mujeres lesbianas, hombres gays o personas bisexuales, estén en espacios seguros, eliminando esa serie de espacios que actualmente son inseguros, violentos y agresivos. Ya que han tomado la terrible decisión de tener que huir, por la persecución que estaban sufriendo, que cuando lleguen, por lo menos, no tengan que volver a sufrir de lo que vienen huyendo”.
Aunque esta asociación no tiene sede en Ceuta, a efectos prácticos Kif Kif lleva trabajando mucho tiempo porque muchas de las personas que les contactan vía telemática son de Ceuta, “aunque no estamos allí presencialmente, las trabajadoras sociales, psicólogas y abogadas están en contacto con muchas de las personas que residen en el CETI”.
Más formación para evitar la revictimización
Es evidente que el sistema falla, “no tiene en cuenta la realidad de las personas LGTBI, y aun más cuando hablamos de personas trans” asegura el director de Kif Kif. “Los profesionales que trabajan allí -en el CETI- no tienen la capacitación suficiente para abordar la realidad LGTBI, y no porque no dispongan de ella, si no porque desde el propio Ministerio no se la dan. Es importante garantizar que las personas que acceden a trabajar en el CETI puedan disponer de algún tipo de formación en valores de diversidad que les permita abordar este tipo de casos y situaciones, ademas de garantizar que las personas trans reciben el trato adecuado y una seguridad adecuada”.
Navarro insiste en que la formación del personal que trabaja con la realidad LGTBI debe tener formación específica, por este motivo se han puesto en contacto con la Delegación del Gobierno de Ceuta y trabajan con organizaciones como UGT y ACNUR, además están buscando la manera de “dar formación a los abogados que están trabajando en el CETI como al resto de profesionales con el objetivo de que dispongan de las herramientas necesarias con las que atender a las personas LGTBI de un modo adecuado y evitar esta revictivimización“.
Según relata Navarro, uno de los problemas a los que se enfrentan las personas trans en el CETI es a la falta de intimidad, “las personas trans requieren de una intimidad para hacer ciertas labores de la vida cotidiana, como puede ser la higiene o el cambiarse de ropa que no se garantizan, están todas tan hacinadas que no se les permite hacerlo de una manera adecuada… esto supone que las personas trans vean vulnerados sus derechos día tras día y al final lo único que les espera muchas veces es la desesperación de decir ‘yo no he venido aquí para estar peor’ y en ocasiones estas situaciones límites las llevan a la autolesión” lamenta el director de la organización.
Es por ello que desde Kif Kif hacen un llamamiento a las autoridades para que den formación y capacitación, “no podemos dejar que la buena voluntad de las personas sea la herramienta a través de la cual se trate la diversidad, se necesita capacitación profesional para que tengan instrumentos”. Para Navarro “el CETI debe ser un espacio de recuperación, no de castigo“.
“Queremos salir de Ceuta para seguir viviendo”
Altagracia quiere salir de Ceuta, “porque no me siento segura, ni fuera del CETI ni dentro y quiero vivir mi vida como yo quiero… para morir así prefiero morir en Marruecos, pero quiero estudiar y acabar mi carrera de Derecho”. Mahassim también tiene esperanza en el futuro, y asegura que quiere salir de la ciudad autónoma para “vivir con libertad y tener pareja… no quiero que me escupan y que me maltraten, las personas trans tenemos sentimientos”.
Aunque estas tres luchadoras siempre guardarán un buen recuerdo de quienes las ayudan a diario “la profesora Teresa, Nisrin o las trabajadoras del comedor del CETI, que nos ayudan y nos tratan con cariño”.
El sistema de protección internacional: única esperanza para el colectivo
Según el informe de CEAR Marruecos se sitúa en séptimo lugar de la lista de países de origen con un mayor número de personas solicitantes de asilo, “cuyo número de solicitantes creció de 1.323 en 2018 a 2.555 en 2019. De las 567 personas cuyo expediente se resolvió, 372 obtuvieron una respuesta denegatoria, tres la protección subsidiaria y 192 el estatuto de persona refugiada, principalmente al alegar persecución por pertenecer al colectivo LGTBIQ+ o ser víctimas de violencia de género. En este caso, el porcentaje de reconocimiento se duplicó y pasó del 16% al 33%“.
Sin embargo, desde KIF KIF han denunciado que “urge una Ley de Asilo que recoja la realidad LGTBI+ e incluya protocolos y medidas que permitan atender de manera adecuada y reflejar el número de personas que huyen de sus países de origen debido a que la LGTBIfobia pone en riesgo sus vidas. Un compromiso que mide el avance de los países en materia de derechos humanos y que debe asumir España”. Y aseguran que “sólo en 2019 se recibieron un total de 118.264 solicitudes de asilo, lo que supone más del doble que el año anterior. Un 25% del total de estas solicitudes se produjeron por parte de personas LGTBI que huían de situaciones de violencia, tal y como reflejan los cálculos que manejamos las asociaciones en relación a la labor social que desempeñamos, ya que no contamos con datos oficiales”.
Navarro (Kif Kif) señala que cada año atienden a más personas marroquíes que solicitan asilo por este motivo, “nuestros datos internos nos dicen que el mayor número de resoluciones favorables de protección que estamos realizando en Kif Kif son de personas marroquíes, sobre todo con los perfiles de mujeres trans y chicos gays, tenemos que entender que hay una cuestión bastante importante en el país vecino que hace que las personas LGTBI vivan una violencia y una agresividad que les obliga a huir”.
Amnistía Internacional (AI), en su informe sobre el respeto a los derechos humanos en Oriente Medio y norte de África durante el año 2019, denuncia que “en toda la región, las autoridades reprimieron duramente los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales. Las fuerzas de seguridad detuvieron a decenas de personas por su orientación sexual o identidad de género reales o presuntas”.
AI exige que “las autoridades deben derogar las disposiciones que tipifiquen como delito las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, eliminar los exámenes anales y promulgar legislación que prohíba la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género”.
La situación en el mundo no es mucho mejor
Alrededor de un tercio de los Estados Miembros de la ONU -unos 70 países- penalizan por ley a las personas LGTB, y en 11 de ellos, hasta con pena de muerte. Entre el 1 de enero de 2008 y el 30 de septiembre de 2019, se registraron en el mundo 3.314 asesinatos de personas transgénero, según el proyecto TvT. En Europa, casi la mitad de los homosexuales y transexuales se han sentido discriminados; 1 de cada 4 ha sufrido agresiones o amenazas en los últimos cinco años.
La persecución por motivos de odio, aversión y/o discriminación contra las personas de orientación sexual e identidad y expresión de género diversas, puede ser objeto de protección internacional según los artículos 3 y 7.1.e) de la Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del Derecho de Asilo y de la Protección Subsidiaria.
Las entrevistas han sido posibles gracias a la colaboración de Narjisse Sghyar Ezzafri en la traducción del dariya al castellano
https://elforodeceuta.es/trans-atrap...SnuQteF4w_NrRw