Entre otras cuestiones, hubo un pequeño y representativo quórum respecto a los problemas existentes en la geriatría asistencial y social dentro del ámbito LGTB.
Tales inquietudes fueron expresadas con preocupación por un sector de las personas asistentes, precisamente, las más mayores.
Uno de los aspectos positivos que tiene el hacerse “mayor”, es la rapidez para abreviar y simplificar las cuestiones. Por ello, en algún momento, al escuchar los planteamientos de futuras actuaciones de la asociación GAG y el valioso soporte del Ayuntamiento de Sant Andreu, nos dio la impresión, que se diluían parte de estas reivindicaciones en centrar prioridades hacia aspectos de carácter lúdico y culturales para trabajar nuestra integración social y de aceptación vecinal.
Una integración total en la sociedad no es cuestión de un determinado colectivo, ya que como parte del conjunto social, también se lleva implícita su aceptación respecto al resto. No existe una parte integradora, sino desintegradora. La tarea educomoral, la han de desarrollar aquellas personas que tienen dificultades en ver a otras personas y tratar de modificar aquello que no les permite estar a la misma altura de ojos.
Quizás, para cuando la sociedad encuentre su tranquilidad en el equilibrio de esa igualdad entre personas de forma integral y pueda deshacerse de ese miedo febril, permanentemente alimentado por déspotas ideologías, es muy posible que nuestras dificultades por vejez, hayan aumentado significativamente.
A muchos de nosotrxs nos gustaría poder disponer de suficiente tiempo para poder compartir muchos de esos aspectos comunes en vecindad y sociedad mientras se fomenta una coeducación cívica mutua. Pero, la gran inercia de envejecimiento que conllevamos, lamentablemente, nos colocará aún más, en una situación de mayor discriminación, riesgo de exclusión y privación de derechos, justo en la época de mayor vulnerabilidad existencial, sino trabajamos ahora de forma un poco más activa, otras viabilidades.
Por todo ello, y pisando tierra, cuando los estamentos públicos hacen referencia al derecho de accesibilidad que nos asiste a centros y residencias para personas mayores con las mismas garantías legales, lo hacen con la finalidad de omitir la posibilidad de un compromiso formal para crear otros centros públicos alternativos donde quepamos sin necesidad de grandes esfuerzos por mantener y velar nuestra dignidad.
Es anecdótico, que se nos invite a dar a conocer nuestra realidad para conseguir su “normalidad” social y se nos diga, al dar la vuelta, que esa realidad ya es un echo consolidado, en un sector público de mayor dependencia de servicios en aras fundacionales y privadas que existen.
No creo que sea necesario mencionar lo que ello implica.
La crisis económica actual; la crisis eterna de creación de suficientes centros asistenciales para personas mayores; una derivación mayúscula de recursos asistenciales públicos hacia ámbitos privados (que es una forma de privatización y enriquecimiento encubierto y pérdida de bienes estructurales públicos); la falta de personas comprometidas en la defensa de nuestros derechos e intereses más allá de los locales de ambiente y, un exceso de asociaciones y su dispersión de esfuerzos, hará que en pocos años, muchos de nosotrxs debamos compartir techo debajo de un puente, si no espabilamos.
La administración pública sabe perfectamente que no es propio hablar de gettos en nuestras reivindicaciones, sino de adecuaciones y soluciones a problemas concretos. Si quieren evitar una respuesta políticamente correcta, deberían utilizar otras acepciones.
Agradecemos mucho un soporte institucional pero agradeceríamos mucho más, el acceso igualitario a esas ayudas y reparto de recursos públicos para realidades igualmente de evidentes.
ylake