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Pere Traveria: "He luchado para que los jóvenes vivan en libertad"
El ejemplo Pere Traveria en las jornadas celebradas ayer. Foto: JOSEP GARCIA
Ni el franquismo ni la incomprensión de su entorno frenaron la lucha de Pere Traveria, uno de los cofundadores del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) en la década de los 70. No estaba dispuesto a tragar más con la ley de vagos y maleantes, denominada en 1970 ley de peligrosidad social, y que condenaba por lo penal a homosexuales, vagabundos y prostitutas. "Salimos a la calle para hacer público un manifiesto en el que reclamábamos ser legales, no nos autorizaban a hacer una manifestación, convocamos una huelga de hambre de 48 horas y nos encerramos en la iglesia de Sant Miquel del Port de la Barceloneta e hicimos una gran asamblea para unificar nuestra lucha", explica Traveria, de 66 años. En 1978, la ley fue, al fin, derogada.
Traveria se siente satisfecho con los resultados conseguidos. Pero ahora, tras años de reivindicación, se enfrenta a la doble discriminación de ser anciano y homosexual. "Me niego a ir a una residencia. No quiero volver a encerrarme en el armario", asegura. Traveria ha visto cómo varios amigos gais cuyas familias habían renegado de ellos han fallecido en casa en soledad. Muchos prefieren vivir así antes que ser discriminados por el resto de residentes de un centro. Otros silencian su auténtica identidad para poder ser atendidos sin sufrir reproches.
De momento Traveria vive con su pequeña pensión en un piso en el que aloja a otra persona más joven que vela por su bienestar. También tiene dos sobrinas que se preocupan por él. "He dedicado toda mi vida a trabajar por los derechos del colectivo gay, por eso no he tenido tiempo de encontrar y vivir tranquilamente en pareja", dice Traveria. A sus 66 años continúa luchando por los derechos del colectivo en el Grup d'Amics Gais, Lesbianes, Transsexuals i Bisexuals. "Queremos que las nuevas generaciones nos respeten. Nosotros hemos trabajado para que puedan vivir en igualdad y libertad", concluye.
El ejemplo Pere Traveria en las jornadas celebradas ayer. Foto: JOSEP GARCIA Ni el franquismo ni la incomprensión de su entorno frenaron la lucha de Pere Traveria, uno de los cofundadores del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) en la década de los 70. No estaba dispuesto a tragar más con la ley de vagos y maleantes, denominada en 1970 ley de peligrosidad social, y que condenaba por lo penal a homosexuales, vagabundos y prostitutas. "Salimos a la calle para hacer público un manifiesto en el que reclamábamos ser legales, no nos autorizaban a hacer una manifestación, convocamos una huelga de hambre de 48 horas y nos encerramos en la iglesia de Sant Miquel del Port de la Barceloneta e hicimos una gran asamblea para unificar nuestra lucha", explica Traveria, de 66 años. En 1978, la ley fue, al fin, derogada.
Traveria se siente satisfecho con los resultados conseguidos. Pero ahora, tras años de reivindicación, se enfrenta a la doble discriminación de ser anciano y homosexual. "Me niego a ir a una residencia. No quiero volver a encerrarme en el armario", asegura. Traveria ha visto cómo varios amigos gais cuyas familias habían renegado de ellos han fallecido en casa en soledad. Muchos prefieren vivir así antes que ser discriminados por el resto de residentes de un centro. Otros silencian su auténtica identidad para poder ser atendidos sin sufrir reproches.
De momento Traveria vive con su pequeña pensión en un piso en el que aloja a otra persona más joven que vela por su bienestar. También tiene dos sobrinas que se preocupan por él. "He dedicado toda mi vida a trabajar por los derechos del colectivo gay, por eso no he tenido tiempo de encontrar y vivir tranquilamente en pareja", dice Traveria. A sus 66 años continúa luchando por los derechos del colectivo en el Grup d'Amics Gais, Lesbianes, Transsexuals i Bisexuals. "Queremos que las nuevas generaciones nos respeten. Nosotros hemos trabajado para que puedan vivir en igualdad y libertad", concluye.
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