El colectivo gay denuncia las graves dificultades que sufren durante la tercera edad
- • Aseguran que en las residencias de ancianos tienen que hacerse "invisibles"
BARCELONA
Fueron la generación que se enfrentó al franquismo para que su tendencia sexual no fuera considerada un delito y, ya en la tercera edad, no están dispuestos a volver al armario por culpa de una costra homófoba contra la que aún tienen que luchar en plena vejez. El Grup d'Amics Gais, Lesbianes, Transsexuals i Bisexuals (GAG) reivindicó ayer, en una jornada celebrada en el centro cívico de Sant Andreu, las necesidades de un "colectivo invisible" en las residencias de ancianos y otras instancias imprescindibles para las personas mayores homosexuales.
"Muchos no tenemos familia biológica o nos ha rechazado nuestra propia familia, que creció con la mentalidad de otros tiempos", afirma José Benito, presidente del GAG. A estas adversidades se suman, según el colectivo, unas instituciones que no están preparadas para hacer frente "a la diferencia". "Queremos dar respuesta a una necesidad actual. Hay muchas personas homosexuales que, cuando son mayores, tienen que regresar al armario para ser cuidadas. Las instancias cuidadoras --la familia y los recursos asistenciales-- son homófobos o, como mucho, tolerantes", asegura Joan Andreu Bajet, patrón de la Fundació Enllaç, una entidad que tiene por objetivo identificar y evaluar las necesidades del colectivo gay.
LAS INJUSTICIAS
Parejas que son separadas al ingresar en una residencia porque no son consideradas como un matrimonio, personas que viven en pisos tutelados y sufren, en silencio, brotes homófobos y homosexuales que requieren asistencia en su vida diaria cuya tutela es otorgada a una institución en lugar de a la pareja. Estos son solo algunos ejemplos de las situaciones traumáticas que deben afrontar en un entorno pensado por y para heterosexuales. "La administración nos pueden garantizar que seremos respetados por los profesionales en las instituciones, pero nadie nos asegura que el resto de ingresados no nos haga el vacío", dice Josep Maria Raduà, vicepresidente de Enllaç.
Quieren que su problema sea visible y piden instituciones donde sean tratados tal y como son. Proponen la creación de pisos compartidos en los que se garantice un porcentaje de inquilinos homosexuales y residencias para el colectivo. "No defendemos los guetos, se trata de discriminación positiva para no renunciar a lo que somos", afirma Bajet.