Por la Comisión de Información y Desarrollo de Temas
Cuando sea grande voy a... cuando termine mi carrera voy a... cuando trabaje voy a... y cuando sea mayor voy a .... En términos generales la apertura de esta última afirmación genera en cualquier persona una serie de interrogantes que culminan en la preocupación generada por la imagen de sí mismo proyectado en una etapa de la vida en la que se supone se disfruta de los esfuerzos realizados en la juventud, una etapa en la que la propia situación difícilmente puede variar por esfuerzo propio y en la que somos sino potencialmente dependientes de otros. La vejez como realidad implica varios aspectos de la vida de una persona, sólo al avanzar en nuestras vidas somos testigos de los cambios que se suscitan a lo largo de la niñez, adolescencia y juventud respecto a nuestro entorno social, familiar y sobretodo personal. De la misma forma en que nuestras necesidades y formas de satisfacerlas han variado a lo largo de lo ya caminado en la vida, el panorama de nuestras necesidades cambian con la llegada de la tercera edad en nuestras vidas repercutiendo en simultáneo y en forma progresiva en cada uno de las facetas de nuestra quehacer cotidiano adquiriendo por tanto nuevas perspectivas y/o problemas... ¿pero cuánto de diferencia puede haber entre ser un anciano y ser un “anciano gay”?
Sociedad y vejez
La sociedad en general, pareciera haberse olvidado de los viejos; cine, radio, televisión, moda, y entretenimiento han sido y son diseñados para atraer a aquel sector de la sociedad que "consume": los jóvenes. En una época en la que el mercantilismo y el dinero impera resultaría ilógico y no rentable incluir o considerar a personas que ya no forman parte de la fuerza laboral y cuyos intereses no generan demanda. Tanta es la aversión al proceso natural del envejecimiento que se ha creado un "enorme mercado" en torno a todo lo que sea evitar o disminuir el envejecimiento. No es difícil notarlo al observar la publicidad plagada de jóvenes espléndidos o como en una conocida marca de cerveza viendo ancianos rejuvenecer para una vez más ostentar las banderas de la juventud y belleza perfecta; lo que es joven es bello, lo que es bello produce y por consiguiente vende.
La sociedad gay y la vejez: El mito de la eterna juventud
Dentro de la comunidad gay pareciera existir un exacerbado culto por la "eterna juventud", envejecer conlleva a la ruptura del ídolo, vejez es NO belleza, no belleza es falta de oportunidades (para interrelacionarse, hacer amigos y aún para tener pareja), la falta de oportunidades conlleva al desprecio, el desprecio trae como consecuencia lógica la marginación (del entorno en un principio para terminar siendo propia) lo que como resultado final lleva a soledad. esta cadena de eventos genera en las personas gay un elevado EDAISMO, fenómeno definido como el desprecio a otras personas por causa de su edad y es en simultáneo la negación más palpable, cruda y real de una verdad "todos envejecemos".
Si bien hombre y mujeres heterosexuales parecieran ya tener un programa básico de vida preestablecido, la falta de un patrón de vida digna homosexual ha traído consigo la adopción de dos estereotipos (no aplicables a todos los casos) que resumen la concepción del gay en general sobre lo que envejecer implica:
Primero: El gay viejo y solo que termina sus días aislado del mundo.
Segundo: El gay reprimido que sale del armario a perseguir jóvenes.
Ambos estereotipos tienen dos factores en común: soledad, probablemente como raíz de problema y desprecio a consecuencia de marginación. Sin embargo hoy en día existen homosexuales que han logrado conformar reales grupos de amigos de juventud los cuales han permanecido juntos estableciendo lo que hoy se conoce como una "big gay family" contribuyendo con ello a la erradicación de estos estereotipos. Sin embargo, la preocupación es grande si se considera que si la sociedad no trata como es debido a los ancianos heterosexuales ¿qué trato podría esperar un anciano GLBT? Los problemas de soledad a causa de abandono son comunes a ambos pero ellos podrían ser de mayor cuantía en los ancianos con una orientación sexual diferente teniendo en cuenta que muchos ancianos GLBT debieron renunciar a sus familias a causa de su preferencia sexual. Para bosquejar este problema basta con imaginar el dilema de vivir en una casa de retiro sólo y con otros ancianos heterosexuales muchos probablemente homofóbicos (producto de la cultura en la que crecieron) ello podría forzar a una persona durante su juventud orgullosa de su preferencia a volver al armario... toda una ironía.
La alternativa: El proyecto de vida
Es innegable que en la sociedad las personas trabajan, estudian carreras profesionales y alcanzan logros acorde a sus esfuerzos; ello es perfectamente posible y la sociedad homosexual no es la excepción, como seres humanos es necesario crecer en todos los niveles y para empezar romper con el ídolo de la Juventud Eterna, es necesario. Envejecer es un evento fisiológico natural, homosexual o no, la vejez y sus consecuencias naturales nos alcanzan, cómo afrontamos esta realidad para no llegar a una vejez inútil sino más bien digna y respetable es un asunto diferente. Un ser humano es respetable en función a su modo de vida, sus valores y su forma de desarrollarse en su entorno social, lograr el respeto en base a los propios logros de vida es la clave para contrarrestar el Edaísmo del que en nuestra ancianidad podríamos ser víctimas, nadie puede evitar respetar a quien ha trabajado por sí mismo como persona íntegra y por los demás. En resumen: "LA AUTORREALIZACIÓN" mediante el encaminamiento de la propia vida hacia un fin. Esto requiere esfuerzo y sacrifico, forjar una personalidad fuerte, serena y atrayente tiene grandes exigencias así como el firme propósito de volver realidad lo que uno espera de sí mismo. El Proyecto de Vida pues es el plan que asegura la propia libertad en base al desarrollo pleno como persona y el crecimiento personal al diferenciar lo que eleva a la persona de lo que le rebaja.
Para elaborar el proyecto personal debe partirse de la propia realidad al definir: ¿Quién soy? (mis cualidades, defectos y miedos) ¿Dónde estoy? (mi entorno social) ¿Con quién y cómo vivo? (mi estilo de vida.... ¿me llevará a alguna parte?) Los valores base de mi vida (mis intereses, dinero, placer, comodidad, amistad, deporte, conocimiento, deseo de agradar, alguna ideología, mi libertad ....) ¿A dónde quiero llegar? ¿qué tipo de persona quiero ser? ¿me dedico por vivir en la superficie o en la profundidad? ¿en qué voy a concretar el gran valor del AMOR? ¿qué valores encarnaré en mi vida? (servicio, alegría, solidaridad...) ¿Qué pasos daré? (mi formación personal, mi tiempo libre, mis relaciones amicales y de familia, en mi vida espiritual...)
No temer a envejecer es la clave para vencer al fantasma, evitar una vejez inútil una meta. Finalmente invertir en uno mismo es la mejor alternativa e inversión que se puede hacer.