Vicent Canet - Las generaciones que en los setenta reivindicaron los derechos de gays y lesbianas, los que iniciaron el movimiento reivindicativo homosexual, están llegando a una edad en la que ser gay se hace difícil: la llamada tercera edad. Se están dando cuenta de que dentro del mundo gay, la nueva identidad (comercial) les esta dejando fuera. El mercado (gay) y los medios de comunicación (gay), junto con la complicidad de la sociedad (gay) les esta dejando fuera. “Hay una clara falta de referentes en este tema, la vejez crea inseguridad entre los que lo son. Probablemente sea la presente generación que se enfrenta a este hecho la que creará la imagen de lo que es envejecer siendo gay, y llenar así la falta de referentes” explica Josep Antón Rius, miembro de la junta directiva del Casal Lambda, asociación homosexual de Barcelona.
En esta nueva identidad no sólo no caben los viejos: solo los jóvenes (y tampoco todos). “Dentro del ambiente hay discriminación por ser mayor, por pesar más quilos de los que indica la norma estética, sino vistes de una forma determinada... dentro del ambiente esta discriminado todo aquello que salga de un cliché que es la identidad que discrimina las muchas maneras que hay de vivir la homosexualidad” afirma Ferran Pereda del Col·lectiu Gai de Barcelona (Colectivo Gay de Barcelona).
Los ancianos homosexuales sufren una doble discriminación por ser gays, para los que son homófobos, y por ser mayores dentro del mismo mundo gay que los trata con desprecio o desinterés.
Muchos ancianos necesitan cuidados especiales por su salud (un factor desconocido hasta ahora es la incidencia del Vih/Sida en los ancianos gays, factor a tener en cuenta debido a que la enfermedad ya no es mortal sino crónica) así como pueden tener problemas de vivienda, pobreza (un estudio de la Generalitat de Catalunya sobre la pobreza muestra que son los mayores de 65 años son los mas afectados por ésta), soledad, marginación, depresión...
Una sociedad en la que ser viejo provoca pánico, donde las clínicas de cirugía estética no paran de crecer, donde los gimnasios están repletos, las técnicas para evitar el envejecimiento son prueba del miedo a ser viejo... una sociedad que nos muestra entre las mas viejas folclóricas de nuestro país, los más lamentables y esperpénticos resultados de todo este miedo... Está claro que tener una cierta edad no es un valor positivo. Y todos tendríamos que comenzar a preocuparnos de este tema porque más tarde o temprano, todos llegaremos, todos nos haremos carrozas y sufriremos las mismas discriminaciones que se sufren ahora. O en palabras de Josep Vila: “La mayor discriminación está en la negación que se hace desde el propio colectivo que nosotros también nos haremos mayores, y que perderemos unas cosas y necesitaremos otras”.