Los hechos se produjeron entre 2004 y 2007, cuando Mirella Salemi trabajaba en Mary Ann’s como chef de cocina. Según la versión que ha demostrado ante el tribunal, el dueño del restaurante, Edward Globokar, obligaba a todos los empleados a acudir a una reunión de oración semanal, en la que les repetía insistentemente que “la homosexualidad es un pecado” y que “los homosexuales arderían en el infierno”.
Globokar insistía también en indicar a Salemi que vistiera de manera más “femenina” y que buscase un marido y tuviera hijos con él. Salemi alega además que esas reuniones tenían carácter obligatorio, puesto que los empleados del restaurante temían perder su puesto de trabajo si no acudían.
De hecho, Mirella Salemi fue despedida tras negarse a acudir a más reuniones de ese tipo y protestar por los comentarios homófobos de Globokar. También se negó a cumplir la orden de despedir a otra empleada debido a su orientación sexual. Tras su despido, Salemi interpuso una demanda tanto contra Globokar como contra Gloria’s Tribeca Inc. y Gloria’s Tribecamex, sociedades propietarias de la cadena de restaurantes a la que pertenecía Mary Ann’s.
Sentencia y apelación favorables
El juicio, presidido por la juez Carol Huff, tuvo lugar en 2012. El jurado estimó que se había violado la Ley de Derechos Humanos de la ciudad de Nueva York y condenó a los demandados a que indemnizaran a Mirella Salemi con 400.000 dólares (290.000 euros) por daños compensatorios y con 1,2 millones de dólares (870.000 euros) por daños punitivos. La sentencia fue considerada como el más importante veredicto en asuntos laborales del año 2012.
Globokar presentó una apelación arguyendo que en el juicio se había vulnerado su derecho a la libertad religiosa recogido en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. La Corte de Apelaciones, sin embargo, ha confirmado la sentencia, al estimar que “el tribunal de primera instancia protegió adecuadamente lo derechos recogidos en la Primera Enmienda del señor Globokar, al dar instrucciones al jurado de que tenía derecho a expresar sus creencias religiosas y a la práctica de su religión, siempre y cuando no discriminara a sus empleados basándose en la religión o la orientación sexual “. La Corte de Apelaciones también ha confirmado el importe de la indemnización por daños, al no encontrarlo excesivo.
Fuente: Empresario condenado a indemnizar con 1,6 millones de dólares a una empleada por despedirla debido a su orientación sexual