Os habéis parado a pensar en su fragilidad ? Más bien parece una concesión social en forma de jaula de oro al más puro estilo “Lolita”. Mantenida por un nonagenario para su uso y disfrute de satisfacción visual, que no la vida de una persona en plenitud, libertad, dignidad y respeto.
Muchas de nosotras queremos ser visibles como lo pueda ser cualquier persona. De aquí o de allá. Con sus mismos derechos, oportunidades, amparo y justicia.
Para mi es muy importante no tener ningún problema cuando el alma me empuja a dar ese abrazo repentino o beso a mi compañera. Cuando me invade ese sentimiento de ternura al coger su mano y quiero que sepa en ese preciso instante el gran sentido que significa para mi.
También lo es poder decidir si queremos adoptar o tener hijas e hijos en común. Sentirme dueña de mi vida, cuerpo y mente. No tener la sensación de amenaza, inseguridad, vulnerabilidad o maltrato.
Es importante para mí, ganar el mismo sueldo que mi compañero por el mismo trabajo y cualificación.
Poder ir a la misma universidad o escuela y aprender sin prejuicios educativos ni convencionalismos. Es importante que mi profesora o maestro me eduque para la expresión personal, el fomento de la autoestima, el valor de una ética y el respeto hacia los demás.
Es importante no sentir una infravaloración por gente de muy dudosas capacidades e inteligencia, y mucho menos que condicionen mi vida.
Es importante que no se me diga u ordene con quien debo acostarme o a quien debo amar. Ni que se cuestione lo que debo creer o saber.
Es importante que mi familia esté tan orgullosa de mi como del resto de mis hermanos. Que mis amigos y amigas vean en mi, una persona.
Es tan importante mi opinión y criterio como el de los demás.
En suma, son importantes miles de cosas más.
Y sólo hay un camino para conseguirlos y asentarlos de forma definitiva. La visibilidad y el valor de quienes reclaman.
Muchos de esos derechos, han sido conseguidos milímetro a milímetro por mujeres y lesbianas que han debido mostrar su visible coraje. Contra ellas se hubieran lanzado menos piedras, si hubiésemos sido muchas más las visibles . Ellas son las que nos han facilitado parte de ese pequeño espacio de privacidad tranquila.
A la coherencia del ámbito personal se le ha de sumar la del social. Uno sin el otro no tienen razón de ser.
Sigo pensando que somos muchas, cobardes y vagas. -Eso si, "ante todo" muy femeninas-.
La Historia está llena de errores de confianzas, ignorancia y pérdidas de derechos muy sutiles, silenciosos y frágiles. Es de suponer, que nos irá tan bien como merezcamos.
(maribel)