Manifestación contra la procreación asistida a las mujeres solteras y a las parejas lesbianas, ayer en París Mohammed Badra / EFE
Eusebio Val París. Corresponsal
Las leyes de contenido bioético suelen causar debates viscerales incluso en las sociedades occidentales teóricamente más liberales y avanzadas. Francia, que hace unos años vivió casi una guerra civil –de índole cultural– por abrir el matrimonio a los homosexuales, se ve sumida ahora en otra ácida controversia, aunque menos intensa, sobre un proyecto de ley que debe autorizar la procreación asistida para las mujeres solteras y las parejas de lesbianas.
Durante el pasado fin de semanas hubo manifestaciones en las principales ciudades francesas contra la iniciativa legislativa, que será discutida a partir de mañana martes en el Senado, en segunda lectura. Una parte de la derecha y de los católicos conservadores se opone de manera rotunda. Algunos curas, al finalizar las misas, han recordado durante las últimas semanas a los feligreses las movilizaciones y les han animado a participar en ellas.
Críticas al ministro de Sanidad por dedicarse a defender la ley en el Senado en plena pandemia
No todas las manifestaciones fueron pacíficas. Hubo especial tensión, ayer, en Lyon. Los opositores a la ley y los militantes feministas casi llegaron a las manos. Para evitarlo se interpusieron las fuerzas antidisturbios, que se vieron obligadas a lanzar gases lacrimógenos para dispersarlos.
Los contrarios a facilitar la procreación asistida a las mujeres solteras y a las parejas lesbianas desfilaron detrás de una imagen gigante, de cuatro metros de altura, de un bebé cubierto por un código de barras, como si fuera un producto industrial, para denunciar “la fábrica de bebés pagada por los franceses”.
El proyecto de ley dispone de apoyos transversales, pues se trata de un asunto de conciencia, pero existen muchos matices. Son probables todavía numerosas enmiendas. En el Senado hay una mayoría conservadora, y los partidarios del presidente Macron son minoritarios. Entre los puntos polémicos figuran la filiación de los hijos –si se atribuyen legalmente a una sola mujer en una pareja lesbiana o a las dos–, así como las condiciones legales para los hijos nacidos en el extranjero de madres de alquiler y traídos a Francia, donde está prohibida, por ahora, la maternidad subrogada.
Controles por el toque de queda
A pesar del toque de queda, que en Francia entra en vigor a las 18 horas, ayer había a esa hora casi 400 kilómetros de atascos en las autopistas y carreteras de acceso a París. Una de las retenciones más importantes se produjo en la autopista A13, la que comunica la capital francesa con Normandía. En el último peaje sentido París, cerca de la localidad de Mantes-la-Jolie, la policía montó, bajo la lluvia, un control. Se formó una cola impresionante. Los agentes paraban los vehículos de forma aleatoria para exigirles el justificante que permite saltarse el toque de queda. En caso de no disponer del documento, la multa es de 135 euros en la primera infracción. La sanción se hace mucho más dura en caso de reincidencia. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, se desplazó al lugar, rodeado de periodistas, y habló con los responsables del operativo. La acción tuvo carácter disuasivo, para mostrar que el Gobierno va en serio con las restricciones impuestas debido a la pandemia y que las aplicará a rajatabla.
Quienes se oponen a la ley reprochan a Macron que aproveche esta situación de pandemia, con toque de queda y limitación de movimientos, para aprobar, con menos presión de la calle, un proyecto tan discutible. Lamentan que el ministro de Sanidad, Olivier Véran, que debería estar absorbido por completo en la lucha contra la pandemia y la campaña de vacunación, tenga que perder tiempo en un proyecto que consideran “inútil”, “peligroso” y “polarizador”. “Es una provocación escandalosa y la gota que desborda el vaso”, subrayaron en el texto de sus octavillas.
Las protestas plantean riesgos para Macron de cara a su reelección –si opta por concurrir– en la primavera del 2022. Todos los sondeos muestran que el presidente depende de los votos de la derecha. Un sector de los militantes contra la procreación asistida no votó ni votará nunca a Macron porque le parece demasiado liberal en temas éticos, pero otros sí lo hicieron en el 2017 y pueden hacerlo de nuevo el año que viene si no ven una alternativa sólida en el campo conservador. En el caso de unos comicios muy disputados en la segunda vuelta, con Macron contra Marine Le Pen o el presidente frente a un rival de la izquierda, la desmovilización o la pérdida de votantes conservadores podría ser letal para las aspiraciones del jefe de Estado de mantenerse cinco años más en el Elíseo.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/interna...oTWMChSZUa27ys