Stephani y Eric Lohman tenían todo preparado para la llegada de su bebé a quien habían decidido llamar Rosie, porque en el ultrasonido había revelado que era niña.
Pero en la sala de partos del hospital de Ontario, todo cambió cuando los padres la vieron por primera vez. Lo primero que pensó Stephani fue: “¿cómo pudo equivocarse el ultrasonido en el sexo de su bebé?”.
Eric por su lado, sabía que era una situación más seria que un simple error: “miré a mi alrededor en ese momento y vi las caras de pánico de todo el personal médico”, relató a CNN.
Ellos esperaban que su bebé Rosie fuera niña, pero vieron lo que se parecía a un pene en su recién nacido.
Los doctores la cubrieron con una manta, se la llevaron a otro cuarto por mucho tiempo y cuando regresaron explicaron a los padres que Rosie tenía genitales atípicos y tenían que hacer más pruebas para determinar si genéticamente era varón o hembra y si presentaba una condición médica seria.
Después de varios días de pruebas, los doctores explicaron que Rosie tenía dos cromosomas X y que podría ser considerada del sexo femenino, pero tenía hiperplasia suprarrenal congénita con pérdida de sal llamada CAH.
Los médicos explicaron que las personas con CAH carecen de una enzima que las glándulas suprarrenales necesitan para producir cortisol, y que el cuerpo de Rosie era incapaz de retener sodio. Cuando el cerebro recibe señales de que hay niveles bajos de cortisol, exige a las glándulas trabajar más y esto lleva a una mayor producción de ingredientes de hormonas sexuales que resultan en un exceso de hormonas masculinas.
La condición de Rosie era complicada y se clasificaba como DSD o trastornos del desarrollo sexual, que los padres prefieren llamar intersexual. Así que recomendaron hacerle una cirugía para reducir el clítoris de Rosie y crear un canal vaginal o sólo realizar la cirugía del canal vaginal, pero ellos decidieron no someter a su bebé a ninguna operación tras analizar los pros y contras que podría enfrentar su hija en un futuro.
La doctora Veronica Gomez-Lobo, directora del área pediátrica y adolescente del Children's National Medical Center en Washington argumenta: “No sabemos si hacer un clítoris más pequeño tiene algún beneficio”.
"Si eso va a hacer que el niño crezca con una mejor imagen de sí mismo o algo así, nadie lo ha evaluado. Pero hay cierta literatura que apoya que tal vez la cirugía del clítoris puede reducir la sensación, y depende de cómo se haga y muchas razones diferentes ", agregó Gomez-Lobo.
Después del diagnóstico de Rosie, los padres permanecieron en casa y comenzaron a abrirse sólo con la familia sobre la condición de su bebé.
Cuando comenzaron a sentirse nerviosos sobre contratar una niñera que quizá cambiaría los pañales de Rosie, decidieron compartir el secreto.
“Pensé: ‘esto es ridículo. Esto lo está haciendo vergonzoso’... Teníamos la idea de que estábamos contribuyendo a esta cultura de la vergüenza. Estamos perpetuando qué es exactamente lo que estamos tratando de evitar", compartió Stephani.
A los 18 meses decidieron parar de esconder la condición de su hija y lo compartieron con amigos y otras personas fuera de la familia. El caso de Rosie se volvió tan público que cuando ella tenía 4 años apareció en el documental de Netflix “Gender Revolution: A Journey with Katie Couric".
Compartir la historia de Rosie fue una decisión difícil para los padres, pero Stephani escribió una carta para cuando su hija sea más grande, explicándole cómo tomaron esta decisión y hablar de su condición.
Ahora Rosie tiene 6 años y adora usar vestidos. Sus padres la describen como una niña intrépida y valiente que la enseñaron a sentirse bien con su cuerpo y no avergonzarse de él.
Nunca ha dicho nada sobre tener una reducción de clítoris, pero sus padres han pensado en iniciar el proceso de hablar con un terapista, con una persona intersexual que tuvo una cirugía y otra que no, pues están preparados para cuando ella decida sobre su propio cuerpo
Fuente: https://www.telemundo.com/lifestyle/...?image=6001531