Anuncio

Colapsar
No hay anuncio todavía.

Parte.1 Anne Lister, la historia de ‘la primera lesbiana moderna’ que ha fascinado a HBO.

Colapsar
X
 
  • Filtrar
  • Tiempo
  • Mostrar
Limpiar Todo
nuevos mensajes

  • Parte.1 Anne Lister, la historia de ‘la primera lesbiana moderna’ que ha fascinado a HBO.


    Ana1.jpg

    Parte 2 leer aquí
    Hablamos con Helena Whitbread, la responsable de descifrar los diarios secretos de esta increíble mujer de principios de s. XIX

    Antes que ella, ya hubo mujeres que en sus escritos ensalzaron su atracción por otras mujeres, como Safo de Lesbos. También hubo emprendedoras. Y otras que dieron la vuelta al mundo. Sin ser en sí una pionera, Anne Lister (1791-1840) vivió una fascinante vida por la que a menudo es calificada como “la primera lesbiana moderna ”. Una biografía de cuatro millones de palabras que registró en dos libros azules y 24 volúmenes de pasta dura. Son sus diarios los que ahora HBO, en conjunción con la BBC, ha llevado a la pequeña pantalla. Sally Wainwright se ha puesto al frente de Gentleman Jack, la serie que recoge las últimas décadas de esta terrateniente de Halifax, York (Reino Unido). Estrenada el 23 de abril, la ficción se suma a la reciente tendencia de dar representación (por fin) a mujeres lesbianas en la Historia, como la alabada La favorita o el próximo drama de Isabel Coixet, Elisa y Marcela.

    La apariencia de Lister resultaba tan curiosa como lo que registró en sus escritos. Acostumbrada a vestir siempre de negro, la apodaron ‘ Gentleman Jack ’ por su aspecto y actitud masculina. En cuanto a sus reflexiones, que fueron reconocidas en 2011 por la Unesco por a su valor “crucial” para la historia británica, recogieron su día a día de una manera bastante peculiar. Entre las 6.600 páginas de diarios, una buena parte de esos comentarios están escritos en código secreto, una mezcla de griego, latín, símbolos matemáticos y del zodíaco. Tras su muerte, los diarios permanecieron más de sesenta años en su propiedad de York, Shibden Hall. Fue un descendiente de su familia, John Lister, quien lo descifró a mediados de 1890 junto con un amigo, el bibliotecario Arthur Burrell. Lo que se encontraron en esos pasajes de letra pequeña y apretada les escandalizó en gran medida por el cariz tan explícito de las descripciones sexuales, y Burrell quiso quemarlos.

    Sin embargo, se ocultaron en los paneles de madera de la propiedad hasta que pasaron a manos de la biblioteca pública de Halifax, a comienzos de 1930. Hacia sus casi 80 años, Burrell aportó detalles claves que ayudaron a algún estudiante a descifrar determinados pasajes. La historiadora Helena Whitbread fue la primera en descifrar y recopilar la historia personal de Anne Lister. Tardó 5 años solamente en transcribir los diarios, que recoge en tres libros, como The Secret Diaries of Anne Lister : “Estaba convencida de que la rareza del material radicaba en cómo una mujer lesbiana pudo llevar su vida en una época tan radicalmente diferente a la nuestra, consiguiendo un equilibro entre una vida sexual colmada y una aceptación social ”, escribió Whitbread en el prefacio de otro de sus libros, No priest but love, que recoge los diarios entre 1824 y 1826.

    Lo que escondió en el código

    Como dictaría la lógica, Lister cifró aquellos textos que no quería que nadie descubriese. Uno de los aspectos que más se destacan es la intensa vida sexual que tuvo con varias amantes a lo largo de sus años. En la adolescencia ya escribió sobre Eliza Raine, una chica con la que compartía residencia en la escuela de Manor House, en York. De ella escribía en sus diarios, por ejemplo, la palabra ‘felix’ en latín para referirse al momento en el que estaban juntas (sexualmente hablando). Una expresión secreta dentro del propio código al que se le sumó toda una retahíla de vocablos propios: escribía una letra ‘Q’ en el margen cuando tenía una relación sexual, y como sucedió entre los hombres homosexuales de la época victoriana, poseía una jerga propia con sus conquistas. Así, utilizaba “me duelen las rodillas” para expresar deseo hacia una de ellas, “grabble” (un antiguo término inglés para referirse a excavar) para la penetración, e “ir a Italia” para tener una relación sexual completa. Aunque no está del todo claro, a menudo se refiere a la palabra “ beso ” como un referente al sexo o al orgasmo. Para hablar de cuando se estimulaba a sí misma, recurría al “incur a cross” (provocar una cruz). Las detalladas descripciones de sus actos sexuales hacen gala del gran número de mujeres que pasaron por sus brazos, pero limitarse a esos encuentros es quedarse exclusivamente en la superficie.

    Las descripciones de Anne Lister, interpretada en la serie por la actriz Suranne Jones, son una fuente muy valiosa de información para entender cómo se desarrollaban las relaciones amorosas entre mujeres a comienzos de siglo XIX. Bajo el disfraz de una amistad romántica, Lister encubrió en su código un historial amoroso con chicas de las diferentes familias de bien de Halifax y de otros puntos geográficos a medida que fue aumentando su capacidad para viajar. Sus pasajes hablan de corazones rotos ante la “ heterosexualidad obligada ”, un concepto que menciona la historiadora Catherine Euler, de la Universidad de York, en una tesis doctoral que hizo sobre los diarios de Lister en los años 90. La idea radica en la imposibilidad de desligar la intimidad de la dependencia económica o del status social. Por eso, a tenor de las apariencias, dos de las mujeres de las que más se enamoró acabaron casadas con respectivas parejas masculinas.

    Marianna Belcombe, el gran amor de su vida, es una de las figuras que acapara mayor número de páginas en su diario. Apodaba a Anne con el nombre masculino de ‘ Fred ’, y de ella lució Lister un anillo en el dedo como símbolo de unión. De hecho, aparece reflejada en algunos textos como “mi mujer”. Más allá del romanticismo, Marianna Belcombe fue una mujer consciente de su humilde procedencia. Cuando le surgió la posibilidad de casarse con Charles Lawton, un terrateniente de Cheshire, aceptó (en 1816), aunque siguió manteniendo relaciones con Anne hasta 1834: “Siempre he considerado tu matrimonio prostitución legal. Tú por hacerlo, yo por consentirlo. Y cuando pienso en culpar a otros, siempre recuerdo que nada puede excusarnos salvo nuestra relación anterior”, escribió Lister en sus diarios hacia 1820.

    Fuente:
    Hablamos con Helena Whitbread, la responsable de descifrar los diarios secretos de esta increíble mujer de principios de s. XIX

    Antes que ella, ya hubo mujeres que en sus escritos ensalzaron su atracción por otras mujeres, como Safo de Lesbos. También hubo emprendedoras. Y otras que dieron la vuelta al mundo. Sin ser en sí una pionera, Anne Lister (1791-1840) vivió una fascinante vida por la que a menudo es calificada como “la primera lesbiana moderna ”. Una biografía de cuatro millones de palabras que registró en dos libros azules y 24 volúmenes de pasta dura. Son sus diarios los que ahora HBO, en conjunción con la BBC, ha llevado a la pequeña pantalla. Sally Wainwright se ha puesto al frente de Gentleman Jack, la serie que recoge las últimas décadas de esta terrateniente de Halifax, York (Reino Unido). Estrenada el 23 de abril, la ficción se suma a la reciente tendencia de dar representación (por fin) a mujeres lesbianas en la Historia, como la alabada La favorita o el próximo drama de Isabel Coixet, Elisa y Marcela.

    La apariencia de Lister resultaba tan curiosa como lo que registró en sus escritos. Acostumbrada a vestir siempre de negro, la apodaron ‘ Gentleman Jack ’ por su aspecto y actitud masculina. En cuanto a sus reflexiones, que fueron reconocidas en 2011 por la Unesco por a su valor “crucial” para la historia británica, recogieron su día a día de una manera bastante peculiar. Entre las 6.600 páginas de diarios, una buena parte de esos comentarios están escritos en código secreto, una mezcla de griego, latín, símbolos matemáticos y del zodíaco. Tras su muerte, los diarios permanecieron más de sesenta años en su propiedad de York, Shibden Hall. Fue un descendiente de su familia, John Lister, quien lo descifró a mediados de 1890 junto con un amigo, el bibliotecario Arthur Burrell. Lo que se encontraron en esos pasajes de letra pequeña y apretada les escandalizó en gran medida por el cariz tan explícito de las descripciones sexuales, y Burrell quiso quemarlos.

    Sin embargo, se ocultaron en los paneles de madera de la propiedad hasta que pasaron a manos de la biblioteca pública de Halifax, a comienzos de 1930. Hacia sus casi 80 años, Burrell aportó detalles claves que ayudaron a algún estudiante a descifrar determinados pasajes. La historiadora Helena Whitbread fue la primera en descifrar y recopilar la historia personal de Anne Lister. Tardó 5 años solamente en transcribir los diarios, que recoge en tres libros, como The Secret Diaries of Anne Lister : “Estaba convencida de que la rareza del material radicaba en cómo una mujer lesbiana pudo llevar su vida en una época tan radicalmente diferente a la nuestra, consiguiendo un equilibro entre una vida sexual colmada y una aceptación social ”, escribió Whitbread en el prefacio de otro de sus libros, No priest but love, que recoge los diarios entre 1824 y 1826.

    Lo que escondió en el código

    Como dictaría la lógica, Lister cifró aquellos textos que no quería que nadie descubriese. Uno de los aspectos que más se destacan es la intensa vida sexual que tuvo con varias amantes a lo largo de sus años. En la adolescencia ya escribió sobre Eliza Raine, una chica con la que compartía residencia en la escuela de Manor House, en York. De ella escribía en sus diarios, por ejemplo, la palabra ‘felix’ en latín para referirse al momento en el que estaban juntas (sexualmente hablando). Una expresión secreta dentro del propio código al que se le sumó toda una retahíla de vocablos propios: escribía una letra ‘Q’ en el margen cuando tenía una relación sexual, y como sucedió entre los hombres homosexuales de la época victoriana, poseía una jerga propia con sus conquistas. Así, utilizaba “me duelen las rodillas” para expresar deseo hacia una de ellas, “grabble” (un antiguo término inglés para referirse a excavar) para la penetración, e “ir a Italia” para tener una relación sexual completa. Aunque no está del todo claro, a menudo se refiere a la palabra “ beso ” como un referente al sexo o al orgasmo. Para hablar de cuando se estimulaba a sí misma, recurría al “incur a cross” (provocar una cruz). Las detalladas descripciones de sus actos sexuales hacen gala del gran número de mujeres que pasaron por sus brazos, pero limitarse a esos encuentros es quedarse exclusivamente en la superficie.

    Las descripciones de Anne Lister, interpretada en la serie por la actriz Suranne Jones, son una fuente muy valiosa de información para entender cómo se desarrollaban las relaciones amorosas entre mujeres a comienzos de siglo XIX. Bajo el disfraz de una amistad romántica, Lister encubrió en su código un historial amoroso con chicas de las diferentes familias de bien de Halifax y de otros puntos geográficos a medida que fue aumentando su capacidad para viajar. Sus pasajes hablan de corazones rotos ante la “ heterosexualidad obligada ”, un concepto que menciona la historiadora Catherine Euler, de la Universidad de York, en una tesis doctoral que hizo sobre los diarios de Lister en los años 90. La idea radica en la imposibilidad de desligar la intimidad de la dependencia económica o del status social. Por eso, a tenor de las apariencias, dos de las mujeres de las que más se enamoró acabaron casadas con respectivas parejas masculinas.

    Marianna Belcombe, el gran amor de su vida, es una de las figuras que acapara mayor número de páginas en su diario. Apodaba a Anne con el nombre masculino de ‘ Fred ’, y de ella lució Lister un anillo en el dedo como símbolo de unión. De hecho, aparece reflejada en algunos textos como “mi mujer”. Más allá del romanticismo, Marianna Belcombe fue una mujer consciente de su humilde procedencia. Cuando le surgió la posibilidad de casarse con Charles Lawton, un terrateniente de Cheshire, aceptó (en 1816), aunque siguió manteniendo relaciones con Anne hasta 1834: “Siempre he considerado tu matrimonio prostitución legal. Tú por hacerlo, yo por consentirlo. Y cuando pienso en culpar a otros, siempre recuerdo que nada puede excusarnos salvo nuestra relación anterior”, escribió Lister en sus diarios hacia 1820.


    Debido a las relaciones extramaritales del marido de Marianna, ambas se contagiaron de una enfermedad venérea que llevó a Anne a extremar el cuidado en sus encuentros sexuales. En sus páginas habla de sentir "una sensación caliente y abrasadora” en “sus partes pudientes”, y varias entradas de sus diarios en los años posteriores recogen alusiones a tratamientos médicos de los especialistas de la época. Soluciones que iban del sulfato de zinc a las prescripciones de mercurio que le recomendaron en su segundo viaje a París. “ La descripción de los síntomas de Anne suenan a los típicos de la tricomoniasis ”, recogía Whitbread en sus libros.

    Fuente:
    https://www.vogue.es/living/articulo..._I-VxL1gsk7HHg
    Editado por última vez por José Benito; https://www.amicsgais.org/forums/member/3-josé-benito en 4 de April, , 14:27:37.
Trabajando...
X