Recorte de la entrevista a Sidney Frannklin publicada el 18 de julio de 1945 en la revista El ruedo en ocasión de su alternativa en la Plaza de Toros de Madrid (imágenes vía hemeroteca de la biblioteca digital Castilla y León)
El 18 de julio de 1945 no solo se celebró en la capital de España la tradicional conmemoración de la efeméride del Alzamiento Nacional (que en 1936 dio lugar a la Guerra civil y posterior régimen de la dictadura franquista), también fue una fecha en la que el dictador Francisco Franco presentó la quinta remodelación de su gobierno y, dentro de la serie de actos programados para aquel día, tuvo lugar un singular festejo taurino en la plaza de toros de Madrid en el que tomaba la alternativa uno de los toreros más atípicos que han pasado por los ruedos españoles.
Llegó a España por primera vez en junio de 1929 y solo en el siguiente medio año participó como novillero en un total de 14 festejos taurinos (en Madrid, Sevilla, Santander, Tarragona, San Sebastián, Bilbao, Ceuta o Cádiz, entre otros lugares).
Fue durante esa primera estancia en España cuando conoció a su paisano Ernest Hemingway, quien le abrió las puertas de algunos de los círculos más exclusivos de los intelectuales y alta sociedad española, por lo que Sidney Franklin se hizo rápidamente un hueco, siendo invitado a numerosos eventos y fiestas.
Su porte e imponente altura, además de ser torero y de origen estadounidense, hizo que estuviese continuamente acompañado por numerosas mujeres, algo que a él le venía de perlas para poder ocultar públicamente su homosexualidad (debemos tener en cuenta que hace un siglo el ser gay no estaba bien visto e incluso se perseguía a quienes practicaban la sodomía, tal y como se denominaba a las relaciones homosexuales por entonces).
El propio Ernest Hemingway (con quien coincidiría en diversas ocasiones) mencionó y alabó al joven torero neoyorquino en su novela ‘Muerte en la tarde’ de 1932, donde se puede encontrar cosas como: […] Es valiente con un sentido frío, sereno e inteligente del valor […][…] Es uno de los más hábiles, elegantes, diestros y lentos con la capa que torean hoy día […][…] Se encuentra entre los seis mejores matadores de España actuales […]
Varios fueron los viajes que realizó Sidney Franklin a España a lo largo de los siguientes años, siendo siempre tratado como una auténtica figura del toreo (a pesar de que todavía era novillero). Tras la Guerra Civil estuvo unos años sin visitar la Península Ibérica, aprovechando para compatibilizar su carrera taurina en América con su debut como actor en Hollywood, donde rodó algunas películas (interpretándose a si mismo, entre otras en ‘The kid from Spain’, en 1932, estrenada en España un año después como ‘Torero a la fuerza’). Algo que le fue de perla para irse recuperando de las lesiones de varias cogidas que había sufrido.
En 1945 se le presentó la oportunidad de volver a visitar España y, además, poder tomar la alternativa como torero en Madrid, en uno de los festejos más importantes (como he mencionado al inicio del post, como celebración de la efeméride del denominado como Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936).
En la prensa española de la época se publicaron numerosos artículos y entrevistas hablando maravillas de Sidney Franklin y decidiendo el torero neoyorquino quedarse a vivir durante una larga época en el país, donde se le colmaba de presentes y se le trataba como toda una celebridad.
Tras retirarse de los ruedos, a mediados de la década de 1950, decidió instalarse a vivir en Sevilla, donde abrió una escuela taurina.
A pesar de ser judío, uno de los motivos por el que se le trató bien en la España franquista fue su posicionamiento a favor del Bando Nacional durante la Guerra Civil, algo que le sirvió para enemistarse y distanciarse de Ernest Hemingway (quien defendió a los republicanos).
Pero hubo una cosa que las autoridades franquistas no quisieron perdonar a Sidney Franklin y fue enterarse de su condición de homosexual, siendo arrestado (tras aplicarle la famosa ‘Ley de vagos y maleantes’ que castigaba las conductas homosexuales), pasando nueve meses en prisión. Dicha detención se quiso disfrazar como un castigo por haber importado un automóvil extranjero y no haber regularizado la documentación.
Este fue el detonante para que Sidney Franklin decidiera abandonar España y no volver nunca más. En los siguientes años trabajó en Estado Unidos como conferenciante e incluso de comentarista en algunas corridas de toros que se retransmitían por televisión.
Sus últimos años fueron de olvido total, yendo a vivir a una residencia de ancianos de Brooklyn, en la que falleció el 26 de abril de 1976 a los 72 años de edad.
https://es.sports.yahoo.com/noticias...TbJdtEqYnDg97w