Anuncio

Colapsar
No hay anuncio todavía.

Parte3 Anne Lister, la historia de ‘la primera lesbiana moderna’ que ha fascinado a HBO.

Colapsar
X
 
  • Filtrar
  • Tiempo
  • Mostrar
Limpiar Todo
nuevos mensajes

  • Parte3 Anne Lister, la historia de ‘la primera lesbiana moderna’ que ha fascinado a HBO.


    Ana3.jpg
    Parte 2 leer aquí.
    La serie de HBO y BBC da buena cuenta de ese punto de mojigatería tan presente en el armario de las mujeres, caracterizado también por tonos pastel “demasiado femeninos para Anne”, comenta Whitbread. “La ropa negra, además de las potentes botas negras que llevaba habitualmente, acentuaban su masculinidad, mandando un fuerte mensaje a sus coetáneos de que ella no era como las demás mujeres. Como escribió una vez un comentarista, el atuendo negro de Lister, combinado con una forma peculiar de andar y los bigotes, formaron un repertorio de efectos que sus contemporáneos identificaron como ‘masculino’”. Costumbres como arreglar sus guantes, “el bajo de mis enaguas de bombazine” o coser dobladillos eran actividades que acaparaban buena parte de su día a día y de sus pasajes secretos.

    La gente normalmente remarca cuando paso lo mucho que parezco un hombre"

    Anne Lister tuvo claro que sus elecciones estilísticas generaban comentarios, y en ocasiones, incomodidad entre sus más allegadas (“¿Es consciente alguna vez de que se avergüenza de mí? escribía sobre Marianna en septiembre de 1823). La importancia de mantener las apariencias era la fachada del protocolo, una de las piedras angulares sobre la que se articulaban las relaciones femeninas de la época. Las mujeres privilegiadas podían ser la escalera hacia una clase superior o la causa del destierro al ostracismo social. Lister lo tuvo siempre presente porque fue, suscribe Helena Whitbread en uno de sus libros, un poco “trepa”.

    El rango era trascendental, y se podía escalar por matrimonio o por contactos. Por este motivo, comenta Euler, Anne Lister persiguió con tanto ahínco a Vere Hobart: “fue su oportunidad para escalar en la jerarquía social”. La otra cara de la moneda era rodearse de gente de rango más bajo, como su esposa Ann: “ Cuando viajaba con Ann, el rango era un problema constante. A menudo Walker tenía que hacerse invisible, o al menos, secundaria ”, recogía Euler en su tesis. La etiqueta marcaba mediante hilos invisibles el puesto de cada uno; por ejemplo, que alguien ‘inferior’ no podía presentarse a una persona cuyo rango era superior. Tampoco podía hacerlo Anne, ya que peligraba su propio status. Por eso, en determinados viajes que hacía el matrimonio, Lister iba sola a las visitas de amigos pertenecientes a clases más privilegiadas.

    Su “rareza” era “natural”

    ¿Cómo concebía una mujer 'lesbiana' su propia orientación sexual a comienzos de s. XIX? En los diarios de Lister existe una paradoja constante sobre su sexualidad. Por un lado, tiene claro que siempre le han gustado las mujeres: “ Adoro y solo amo el bello sexo y ser correspondida por ellas ”, registró en su diario en enero de 1821 con otra de sus famosas citas. Además, para ella su “rareza”, como ella lo definía, no resultaba nada extraña a la hora de abordar la conversación con sus parejas. ¿Un ejemplo? Cuando una de sus amantes le pregunta si lo que están haciendo es pecaminoso, ella acude a la naturalidad como su argumento: "Urge en mi propia defensa la fuerza del sentimiento natural y del instinto […] ya que siempre me he sentido así desde la infancia […] que me han gustado las chicas y yo a ellas”, escribía con 25 años.

    Por el otro lado, comenta Helena Whitbread, Anne Lister estuvo confundida acerca de sus deseos por las mujeres: “Necesitaba aclarar el desconcierto de sus deseos homosexuales”, explica la historiadora. Además de ampliar sus conocimientos, sus estudios (sobre todo en anatomía) surgen “de una profunda necesidad psicológica de validar su existencia como ser humano ”.

    ¿Y qué sucedía con los que la rodeaban? Para Whitbread, había una gran especulación en la ciudad acerca la naturaleza de la sexualidad de Lister: “Entre sus amigos había cierto cotilleo discreto, pero en aquella época la palabra lesbiana era desconocida y no había lenguaje con el que la sexualidad de Anne pudiese ser descrita con precisión”, opina. Mientras las relaciones homosexuales entre hombres estaban penadas por ley (tal es la prueba de los juicios a Oscar Wilde de 1890), las de mujeres eran más difíciles de descubrir precisamente por ese tamiz de la amistad romántica. En cualquier caso, Anne podría saber que su caso no era excepcional: cuando Marianna le preguntó sobre su opinión tras la visita que hizo a las señoritas de Llangollen en 1822 (un matrimonio lésbico que fascinó y escandalizó a los contemporáneos del siglo XVIII), ella respondió que no podía asegurar que su relación fuese solo platónica.

    Para Lister, viajar era una válvula de escape

    Con el tiempo, Anne se convirtió en una viajera empedernida que hizo varios periplos al continente. París fue uno de sus destinos más repetidos, aunque también viajó a otros países como Dinamarca. “Había leído muchos libros y deseó ver esos países y absorber esas diferencias culturales por sí misma. Otra razón fue escapar de Shibden Hall, que encontraba frío y húmedo. Además, tras la muerte de su tío, su padre y su hermana Marian se fueron a vivir con ella. Supo que no podía vivir bajo el mismo techo que ellos”, expone Whitbread cuando le preguntamos por los motivos de Lister para viajar tanto.
    Los Pirineos, el Cáucaso o Rusia fueron algunos de los viajes que hizo en compañía de Ann Walker. Fue aquí donde encontró una muerte prematura en septiembre de 1840 por una fiebre : tenía 49 años. Durante largos meses, su ‘viuda’ acompañó el féretro hasta Reino Unido por toda Europa. Fue ella la que disfrutó de las rentas de Shibden Hall como las últimas voluntades de Lister, hasta que fue declarada como incapacitada y obligada a retirarse a un asilo.

    Ni feminista, ni una “adelantada a su tiempo”

    No vivió como el resto de mujeres del momento, pero ambas historiadoras coinciden en que Anne Lister está lejos de ser una heroína : “No puede decirse que fuese pionera de la emancipación femenina. Por ejemplo, no creía que las mujeres debiesen votar a menos que, como ella, tuviesen una propiedad. También pensaba que la educación superior no era buena para las mujeres”, declara Helena Whitbread. En su estudio, Catherine Euler concluye que Lister “ devaluó a las mujeres porque alineó su identidad con la masculinidad, y la masculinidad de su tiempo y clase dependieron en su existencia de una devaluación material y discursiva de la mujer”.
    Lister se alineó con un ideal político conservador, y se mostró de forma abierta en contra del movimiento reformista que había surgido con el radicalismo de la Revolución Industrial. Euler explica, por ejemplo, que al no poder votar, Anne y Ann trataron, a su manera, de coaccionar a sus arrendatarios para que votasen en favor de los intereses de ella. Lister mantuvo su ideal tory hasta el final de sus días.
    Resulta bastante curioso cómo una persona con un cariz tan adelantado en tantos aspectos de su vida tuviese en sí una mentalidad tan conservadora y en algunos aspectos, incluso retrógrada. Sin embargo, en estos casos los historiadores son cautelosos: no podemos mirar a Anne Lister con ojos del siglo XXI sin tener en cuenta los factores culturales y otros elementos trascendentales de su época. Su vida en sí fue uno sus méritos, y todo lo que quiso ocultar en su código, el más preciado tesoro que pudo legar para conocer el lado más introspectivo de la historia de las mujeres. Sobre todo, de las que intentaron pensar (y sentir) a contracorriente de lo que les dictaba la sociedad.

    Fuente:
    https://www.vogue.es/living/articulo..._I-VxL1gsk7HHg
    Editado por última vez por José Benito; https://www.amicsgais.org/forums/member/3-josé-benito en 4 de April, , 14:30:31.
Trabajando...
X