Estan publicados en internet bajo el título de: Historias de Padres y Gays con sus propias palabras.
Mi hijo Jeff, cuando era pequeño, era sensible, gentil, prefería jugar con chicas y no le gustaban los juegos brutos y peleas de algunos de sus amigos, de su padre y su hermano. En segunda etapa fue atormentado por chicos del vecindario que querían luchar, etc.
A la edad de trece, alrededor de 1970, me preguntó cómo podía saber si era homosexual. No tenía ni idea pero en aquel momento empezó mi búsqueda de información y comprensión. Yo crecí en una familia unida, fundamentalista y religiosa, donde el énfasis estaba en querer a Dios. Su padre y yo nunca dudamos de la bondad de nuestro hijo o de nuestro amor hacia el, pero sí nos preguntábamos si sabíamos cómo educarle mejor o si estábamos haciendo algo malo. Jeff era un joven muy infeliz y se me rompió el corazón al verle luchar así. Le ofrecí terapia con el propósito de ayudarle a encontrar la felicidad y él aceptó. Llevó bastantes cambios en terapistas antes de que encontráramos uno que realmente ayudó. Admití que no quería que fuera gay, pero quería su felicidad si realmente lo era. Jeff salió con chicas en el bachillerato e intentó ser heterosexual. A los 20 me dijo que era inútil intentar cambiar y que había aceptado su homosexualidad. Lo único que no le gustaba era que realmente quería ser padre y tener una familia. Puesto que yo sabía que sería un gran padre, esto me entristeció. Mis principales preocupaciones iban alrededor de su seguridad y felicidad. Compartíamos libros y me ayudó a entender y a disfrutar con sus amigos gays y me aseguraba que evitaba situaciones y gente arriesgadas. Entonces se lo contamos a su padre, a su hermano y a su hermana. Su padre lo ha aceptado ahora, su hermano estuvo incómodo un tiempo y su hermana se lo esperaba y todo fue bien. Mucho antes se lo habíamos contado a otros parientes y amigos. Con Jeff se lo pasaban bien la mayoría de sus parientes y sus amigos gays eran incluidos en reuniones de familia y viajes a la nieve, etc... Los hijos de su hermano le adoraban y aceptaban y se divertían con su novio. Su abuela no tenía mucha ilusión pero quería a Jeff y le gustaban sus amigos. Jeff tuvo muy buenos años hasta que descubrió que era VIH positivo en el 88. Fué un shock para él, así como para su padre, y su novio (negativo, gracias a Dios) y para mí. Aparentemente se había contagiado el virus durante sus días en el colegio antes de que el sexo seguro se impusiera. Todos hicimos todo lo posible para disfrutar de los días que todavía teníamos y le dábamos todo el amor que él nos dejaba. Jeff era un hombre divertido, cariñoso, juguetón y pensativo que era además altamente independiente y en el 93 encargó flores para sus amigos y parientes con un "Gracias" y se quitó la vida cuando supo que no había más esperanza. Todos le echamos de menos terriblemente. Yo la que más, pero tenemos maravillosos recuerdos y nos sentimos enriquecidos en muchas maneras por la vida que compartía con nosotros. ¿Qué hago ahora? Busqué PFLAG en el 90 para ayudar a un amigo pero descubrí que era un lugar genial para divertirme con "la comunidad" y para ayudar a otros a respetar y disfrutar tanto con sus amigos y familiares homosexuales como nosotros hicimos. Fuera de PFLAG, me reporta especial satisfacción abrir las mentes de padres o chicos jóvenes sobre la importancia de que enseñen a sus hijos a apreciar la diversided entre ellos y en otros. Facilitar la entrada de grupos rap en PFLAG me permite ver como les hace daño ver a los padres que no "estuvieron allí" junto a sus hijos en unos tiempos tan difíciles. --Liz Armstrong