El retorno de la cigüeña
Xavier Sáez-Llorens
xsaezll@cwpanama.net
A juzgar por tanta gazmoñería escrita por dueños de la moral única y vociferada por incólumes periodistas, sumisos a JM Escrivá, este artículo debería estar censurado a la juventud. No deben leerlo porque podrían aprender temas tabúes y corromper la nobleza espiritual que a sus excelsos progenitores les ha costado mantener fuera del alcance del vicio y la perdición. Los inmaduros jóvenes deben vivir como sus abuelos, evitando ser arrastrados por los peligrosos tiempos modernos.
Las niñas deben rechazar el baile pegado porque pueden quedar embarazadas. Tienen que cuidar ese "tontón" para cuando se casen. Deben llegar vírgenes al matrimonio, con la "telita" intacta, sinónimo de pureza y responsabilidad. Recuerden el estribillo de Pedrito, primero el anillo y después el fondillo. Los niños deben evitar masturbarse porque pueden quedar ciegos o con las manos hirsutas. No deben malgastar los fluidos del "pirulí", no sea, que después sobrevengan carencias varoniles. No deben juntarse con esas "mariquitas", productos de familias disfuncionales, con escasa instrucción y afecto parental. No queremos que se contagien de esa terrible y aberrante enfermedad transmisible. Hay que inculcarles que ese artilugio llamado condón no sirve para nada, fue creado por el Diablo para hacerles caer en el pecado de la promiscuidad y desenfreno. Debemos exigirles asistir a misa, sólo allí les enseñarán lo que les conviene saber. Esos sabiondos sacerdotes conocen mucho de amor y caricias entre parejas. Ellos son, por designio papal, privilegiados intermediarios entre cielo y tierra, quienes además de consolar viudas y doñas de edad fingida por quejas de infidelidad o insatisfacción conyugal, asimilan las revelaciones del confesionario para beneficio educativo de los ingenuos escolares. Si se portan bien y siguen todos estos consejos, nunca sufrirán de gestaciones prematuras ni de infecciones sexuales. Serán los hombres y mujeres de bien en el mañana. ¡Cuánta tontería junta!
Debido a que a las escuelas de mi país no se les quiere permitir tener una asignatura de salud sexual y reproductiva, cónsona con los hábitos del siglo XXI, invito a los padres a ignorar el mundo de las fábulas y reflexionar sobre las estadísticas del mundo real. A la edad de 15 años, 25% de los adolescentes de ambos sexos han experimentado relaciones coitales, cifra que alcanza 60-70% antes de los 18 años. Un 10-20% de todos los embarazos ocurre durante la adolescencia, con 25-40% terminando en abortos, la mayoría provocados. Aproximadamente, 10-25% de adolescentes son diagnosticados con alguna infección de transmisión sexual (clamidia, gonorrea, herpes, papilomavirus, sífilis o VIH). Una gran proporción de adolescentes masculinos ha tenido contacto corporal con prostitutas. Estudios en escolares indican que 98% de varones y 44% de hembras practican la masturbación, con un promedio de 12 y 5 veces por mes, respectivamente. La mitad de estos niños y 25% de las niñas aseguran haber empezado a edades de 11-13 años. Más de 75% de los adolescentes, predominantemente hombres, confiesa haber visitado un sitio pornográfico de internet. La preferencia homosexual asciende a 7-8% de la población general (similar al rasgo genético de ser zurdo), independientemente del género encuestado, cifra que se eleva a 12% durante la adolescencia.
Casi 35-40% de las mujeres reporta insatisfacción por no alcanzar el orgasmo con su pareja de manera consistente. El sexo oral es practicado habitualmente por al menos 35% de parejas activas mientras que la frecuencia desciende a 10% en sexo anal. La manipulación oral precede, muchas veces, a la vaginal en jóvenes que inician sus aventuras hormonales. El condón es utilizado rutinariamente por 35-50% de adolescentes entrevistados, los cuales exhiben menor incidencia de embarazos fortuitos e infecciones que sus pares desprotegidos. Participación en fiestas, consumo de alcohol o drogas e ignorancia en conceptos de sexo más seguro contribuyen a las consecuencias adversas de las relaciones precoces. Los datos presentados proceden de informes publicados en Estados Unidos, Europa y Australia, pero nada sugiere que la situación sea diferente en América Latina. De hecho, un reciente estudio conducido por meritorios investigadores del Instituto Gorgas reveló una gran cantidad de mitos alarmantes en la juventud panameña que amenazan su salud corporal futura. He dictado múltiples conferencias en escuelas secundarias, públicas y privadas. Las maestras se estremecen por el ávido interés que muestran los alumnos en preguntar lo inimaginable y absorber las nociones de sexualidad impartidas. El grado de información errónea, adquirida de sus compañeros etarios, es francamente preocupante.
No se necesita un cociente intelectual superior para presagiar que la educación sexual basada exclusivamente en abstinencia carece de utilidad y es peligrosa. Después de 10 años de despilfarrar más de 100 millones de dólares anuales en dichos programas, el Departamento de Salud de Estados Unidos acaba de publicar el impacto de esta estrategia. Una muestra aleatoria de 2,057 estudiantes, 60% asignados al grupo de abstinencia exclusiva y 40% al grupo control de enseñanza integral, demostró que la frecuencia de castidad (~50%) y edad de iniciación sexual (~15 años) fue similar en ambos sectores. La única diferencia encontrada fue mayor ignorancia en métodos anticonceptivos en el grupo de abstinencia, evento que propicia desgracias innecesarias al practicar actos sexuales. Desafortunadamente, veo difícil que el obcecado vaquero texano y los puritanos criollos, aupados por sus respectivas cruzadas cristianas, entiendan el alcance de estas observaciones científicas.
Mientras privamos a nuestros jóvenes de una educación sexual que los prepare para enfrentar turbulentos escenarios reales, nuestros memorables diputarados aprueban el inconstitucional "mes de la escritura sagrada" en vez del trascendental "año de la asignatura que agrada". Prefieren santificar sus podridas actuaciones que procurar un mejor futuro para nuestra juventud. Confío en el veto presidencial. En esa misma vergonzosa línea, B-16 viaja a Brasil, país saturado de sida y pobreza, para atacar la utilización de preservativos, hablar de abstinencia exclusiva y excomulgar a políticos que se aparten de las directrices pontificias. Por suerte, sus inquisidores discursos pasan a través de los pabellones auriculares, sin escala sináptica neuronal, de numerosos creyentes sesudos. De carambola, además, les dice a los indígenas latinoamericanos que la evangelización fue un fenómeno dócil que les purificó el espíritu. Torquemada está vivo. ¿Habrá una próxima hoguera?
El autor es médico