"En mi infancia, aprendí en los libros de Historia estadounidense que África no tenía Historia, así que yo tampoco. Que yo era un salvaje del cual mejor hablar lo menos posible. Y que había sido salvado por Europa y traído a América. Por supuesto, me lo creí. No tenía muchas opciones, eran los únicos libros que había.
Todo el mundo parecía estar de acuerdo que si sales de Harlem, del centro mismo de Harlem, el mundo concuerda con esa descripción: todo es más grande, más limpio, más blanco, más rico y más seguro. Así que esa realidad parecía un acto divino: ¡Ésa era la verdad! Perteneces al lugar donde los blancos te han puesto". James Arthur Baldwin (1924– 1987) fue quien pronunció estas palabras. Era afroamericano, homosexual y escritor y sufrió en sus propias carnes la discriminación de la época por estas tres condiciones.
Nació en el Harlem de las películas, con el “Cotton Club”, los clubes de jazz y el ragtime, sin embargo hasta que no se mudó al Village de Manhattan con 20 años y escapó de la opresión religiosa de su familia, no fue cuando descubrió lo que suponía ser negro y homosexual en los años 40 en EE.UU. Decidió conocer mundo y se autoexilió a Francia con 24 años, donde se asentó hasta su muerte con frecuentes visitas a su país natal y a otros lugares como España, donde parece que tuvo un affaire con Gil de Biedma.
Quizá por su condición de escritor exiliado, desarrolló una voz poética en prosa muy apreciada. Compuso una impresionante producción de novelas, ensayos y otras piezas literarias. En 1953 publicó su primera novela: Ve y dilo en la montaña, un libro que relaciona la religión cristiana con la cultura afroamericana. Muy autobiográfico. En 1955 se pasó al ensayo y publicó Notes of a native son, donde explica su teoría sobre el sistema de opresión del hombre blanco sobre los afroamericanos en Estados Unidos.
Pero sin duda el libro que más define la literatura de James Baldwin fue La habitación de Giovanni, publicado en 1956, donde explora las relaciones homosexuales y bisexuales centrándose en el deseo y la pasión y evitando convertir los relatos en proclamas sobre los derechos de este colectivo. Sin embargo, aunque él no lo buscara, tuvo un lugar destacado en los movimientos por los derechos civiles de los afroamericanos, sobre todo en la marcha de 1963, donde apareció junto a Charlton Heston y Marlon Brando.
En los años 60 en Nueva York, la policía hacía redadas en los clubes de homosexuales, los detenía y publicaba sus nombres en el New York Times para que todo el mundo supiera quiénes eran. Acto seguido eran despedidos. Si los homosexuales eran afroamericanos, el hostigamiento era mucho mayor. En muchos restaurantes se negaban a servirlos, por ejemplo.
Baldwin soportó la discriminación de ser afroamericano y homosexual, aparte del rechazo de la sociedad norteamericana de la época a los intelectuales. Era el momento en que los éxitos económicos se anteponían siempre a los artísticos o literarios y donde la superioridad mental era cortada de raíz a las primeras de cambio. Baldwin, sin embargo, supo navegar a contracorriente y sortear las dificultades sin perder su identidad y los valores que le habían llevado a ser admirado entre sus seguidores.
Fuente: http://www.cascaraamarga.es/cultura/...telectual.html