El juez Naji El Dahdah juzgaba en un tribunal de Beirut a dos personas acusadas de violar el artículo 534 del Código Penal del Líbano, que castiga las relaciones sexuales que “contradicen las leyes de la naturaleza” con penas de prisión de hasta un año. El caso, no obstante, reunía una serie de características que hacen que su resolución tenga relevancia para todo el colectivo LGTBI.
En realidad, se juzgaban las relaciones mantenidas entre un varón y una mujer. La mujer había nacido como persona intersexual, siéndole asignado legalmente el sexo masculino tras su nacimiento. Sin embargo, su auténtica identidad de género era la de mujer, habiéndose sometido a tratamiento de reasignación de sexo en los años 90 del siglo pasado. No obstante, ante el estado libanés era legalmente un varón, y por ello fue acusada junto a su pareja de mantener relaciones sexuales “contra natura”.
La sentencia del juez El Dahdah, emitida el pasado 28 de enero pero dada a conocer en el presente mes, cuestiona tanto la validez del artículo 534 para penalizar las relaciones entre personas del mismo sexo como el reconocimiento legal de la identidad de género. Según el fallo, dicho artículo no aclara qué debe entenderse como “en contradicción con las leyes de la naturaleza”, estimando que las relaciones homosexuales (que eran el cargo de la acusación) serían en todo caso “excepcionales” pero no antinaturales. Por otra parte, el juez también ha considerado que la identidad de género de la acusada no debía ser definida únicamente por la documentación legal, sino por la percepción que tenía de sí misma.
El fallo ha sido valorado muy positivamente por los colectivos de defensa de los derechos LGTB libaneses, como la asociación LGTBI Helem, cuyo fundador Georges Azzi lo calificaba como “un gran paso que muestra que nos movemos en la dirección correcta”. Azzi estima que “cuanto mayor sea el número de decisiones como esta, mayor será la irrelevancia del artículo 534″, añadiendo que “cualquier cambio legal lleva mucho tiempo, pero al menos este artículo podría dejar de ser utilizado para perseguir a las personas homosexuales y transexuales en el Líbano”. El activista no dejaba de felicitarse también porque la sentencia haya sido dictada por un juez que nunca se había destacado como defensor de los derechos LGTB.
Hasta el momento, tan solo había habido una sentencia semejante en la jurisprudencia libanesa. En 2009 el juez Mounir Suleiman había dictaminado que las relaciones homosexuales consensuadas no podían enmarcarse en lo castigado por el artículo 534. Según su fallo “el hombre forma parte de la naturaleza y es uno de sus elementos, por lo que no se puede decir que cualquiera de sus prácticas o cualquiera de sus comportamientos van en contra de la naturaleza, incluso cuando se trata de una conducta delictiva, pues también sería producto de la naturaleza”.
Sin embargo, la sentencia del juez Suleiman había quedado como algo único en el cuerpo jurídico libanés. Ahora existe otra que la corrobora y la amplía. Georges Azzi confía en que esta jurisprudencia prospere, aunque es consciente de que queda mucho camino por recorrer. “Estamos dando grandes pasos en el frente judicial. Pero ahora tenemos que cambiar la actitud de la Policía y las fuerzas de seguridad”, afirmaba.
La difícil situación de las personas LGTB en el Líbano
Como señalábamos anteriormente, las relaciones homosexuales en el Líbano -una república árabe multiconfesional en la que coexisten musulmanes sunitas, musulmanes chiítas, cristianos de diversas confesiones y drusos- son formalmente ilegales, descritas como “actos sexuales que contradicen las leyes de la naturaleza” por el artículo 534 del Código Penal y castigadas con penas de hasta un año en prisión. Las noticias que nos llegan desde territorio libanés son mayoritariamente poco halagüeñas para los derechos LGTB.
En mayo de 2013 año informábamos de las declaraciones del ministro del Interior libanés, Marwan Charbel, que se jactó de que su país es hostil a los gays y propuso negar la entrada al mismo de las parejas del mismo sexo que se casen en Francia, precisamente durante el proceso de aprobación del matrimonio igualitario en el país galo. La homofobia de Charbel quedaba especialmente de manifiesto con el término elegido para referirse a los homosexuales, liwat, palabra de origen religioso cuyo origen se remonta al mito de Sodoma y que es considerada un insulto grave. Charbel, precisamos, es cristiano maronita (la iglesia maronita es una iglesia de rito oriental en comunión con el papa de Roma).
Las declaraciones homófobas del ministro líbanes del Interior tenían lugar apenas dos semanas después de que se produjera una redada en la principal discoteca gay de Beirut, la capital del país. La policía arrestó, desnudó y golpeó a seis asistentes, que fueron acusados de “promover la prostitución, las drogas y la homosexualidad”. El alcalde del distrito donde se encuentra el local fue quien dio la orden directa a las fuerzas de seguridad y se encargó de difundir los nombres, fechas de nacimiento y domicilios de los detenidos. Alrededor de un centenar de activistas protestaron en Beirut contra estos hechos.
También hemos informado desde dosmanzanas de otros casos que reflejan la difícil situación de las personas LGTB en el Líbano, como los exámenes anales a sospechosos de ser homosexuales, unas crueles y absurdas pruebas llevadas a cabo por la policía libanesa bajo el pretexto de determinar la orientación sexual de las víctimas (y a las que también las organizaciones médicas del Líbano se han opuesto). En julio de 2012, 36 personas fueron detenidas por asistir a un cine que emitía porno gay. En junio de 2013 Human Rights Watch hacía público un duro informe que ponía de manifiesto la persecución de las personas LGTB en el Líbano y la crueldad de las prácticas policiales tras entrevistar en detalle a más de 50 personas que han sido objeto de violencia física y/o psicológica en el contexto de una investigación policial o una detención.
Como noticia positiva, en julio de 2013 la Sociedad Libanesa de Psiquiatría hacía público un documento en el que recordaba a los profesionales de la salud que la homosexualidad no es un trastorno psiquiátrico, siendo el primer país árabe donde tenía lugar un posicionamiento semejante.
Fuente: Un juez libanés dictamina que la homosexualidad no es un delito y la identidad de género no la definen los documentos legales