Los romanos practicaron la homosexualidad, cantando sus excelencias. Horacio, Virgilio, Cátulo... Cicerón llamaba a Julio César «hombre de todas las mujeres y mujer de todos los hombres». Llegó a su apoteosis con el casamiento de Nerón, en calidad de mujer, con su favorito Pitágoras. También se han calificado de tales a Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Adriano... Justianiano, por el contrario, condenó la homosexualidad oficialmente imponiendo la pena de muerte. En Francia, los homosexuales eran quemados vivos. En Inglaterra, se les imponían penas que oscilaban entre la castración y la muerte. En Italia se les castigaba con la horca. En España, el fuero juzgó y las partidas imponían la pena de muerte en las hogueras, pero este país puede presumir de ser uno de los primeros que borraron esta salvajada de los códigos.
Fuente: Homosexualidad