Este artículo tiene plena vigencia pero se escribió hace un tiempo, sólo a tener en cuenta que ya no se vende en sex-Shops desde hace un tiempo como dice el artículo, y el furor ya lleva en plena auge desde hace algún tiempo en ciudades como Barcelona o Madrid, y resto del estado.
El inhalador sexual conocido como poppers está haciendo furor en San Francisco entre la comunidad gay. Las autoridades están tratando de concienciar a todos los que lo utilizan informando del peligro que conlleva esta droga.
Un artículo de Nacho González Maura..
El inhalador sexual conocido como poppers está haciendo furor en San Francisco entre la comunidad gay. Las autoridades están tratando de concienciar a todos los que lo utilizan informando del peligro que conlleva esta droga que en nuestro país continúa siendo "legal", ya que puede adquirirse fácilmente en sex shops y bares de copas mediante sútiles tapaderas como "incienso" o "limpiador de cabezales". Realmente, los especialistas no se explican el incremento en el uso del poppers, pero se está sugiriendo que el desconocimiento que traen consigo las nuevas generaciones de gays es la principal causa. La carga perjudicial de este inhalador llega a extremos tales que puede ser un fácil transmisor del virus del Sida, ya que la fuerza con la que hay que aspirar el líquido conlleva su parte de riesgo. En este sentido es similar al consumo de cocaína, donde compartir un simple billete enrollado con un seropositivo puede ser una vía de contagio.
¿Qué es el poppers?.
El poppers es nitrato amílico, isobutílico o butílico. En un principio, el nitrato amílico era utilizado para tratar la angina de pecho, un problema cardiovascular. Actualmente, esta droga está compuesta de nitrato butílico, que es una sustancia bastante similar a la anterior. Sus efectos son vasodilatadores. Cuando se inhala, los vasos sanguíneos se dilatan, el corazón late más rápido y la sangre fluye hacia el cerebro, provocando fuertes palpitaciones en la cabeza que engloba lo comunmente llamado como "subidón" de poppers. Sus efectos no duran más de dos minutos, casi siempre unos segundos, y puede llegar a ocasionar fuertes mareos, bajadas de tensión, palidez y vértigos, así como un cambio de visión y un pulsante dolor de cabeza.
La utilización del poppers predomina en el público gay masculino y se limita a situaciones muy determinadas. En una discoteca puede inhalarse para realzar los efectos de sustancias psicotrópicas como el éxtasis, el speed o el LSD. Por otro lado, también se está llegando a la peligrosa moda de mezclar el poppers con Viagra, lo cual multiplica los riesgos de parada cardíaca. A nivel sexual, sus efectos realzan el orgasmo y la excitación, aunque su consecuencia puede ser una difícil constancia de la erección. Si se utiliza con mucha frecuencia puede llegar a causar una tolerancia, aunque generalmente, tras un corto periodo sin utilizarlo, se suele volver a la sensibilidad hacia esta perjudicial sustancia.
Riesgos específicos.
El riesgo que conlleva la utilización del poppers, con la excesiva dosis de nitratos que supone para el organismo, es la reducción del oxígeno sanguíneo, lo cual puede llegar a generar la muerte, sobre todo en personas que han llegado a tragar consciente o inconcientemente esta sustancia. Asimismo, se puede llegar a sufrir de grandes irritaciones alrededor de los labios, mejillas y sobre todo en la nariz, principal "sufridora" externa del poppers. La mortalidad se eleva al cuadrado en personas con problemas de anemia, glaucoma o propensos a enfermedades cardiovasculares. El poppers es una de las sustancias más inflamables que existen, y a la mínima chispa de cigarrillos, encendedores, etc, puede llegar a provocar un incendio rápidamente. Por otra parte, y a pesar de las divergencias existentes entre la comunidad científica y como ya hemos expuesto, esta droga puede llegar a ser una buena conductora del contagio por VIH. Hay que recalcar la imposibilidad de encontrar la sustancia en la sangre, ya que se volatiliza al instante, de hecho un bote que no se use frecuentemente, se evapora en cortos periodos de tiempo.
La facilidad de adquisición del poppers.
Como en otros lugares, en España el poppers se encuentra en una situación jurídica bastante ambigüa y apartada. El líquido se presenta en pequeñas botellitas de cristal, ya que es bastante corrosivo hacia el plástico. Su ilegalidad es relativa, ya que se puede comprar fácilmente en puntos de venta como sex-shops solicitándolo bajo en nombre tapadera de "limpiador de cabezales para vídeo". Asimismo, se pueden conseguir en bares de copas, clubs y tiendas de ropa ubicados en zonas preferentemente gays, debido al masivo consumo de esta comunidad hacia la perjudicial sustancia. Su apariencia puede ir también acorde a los botecitos de esencias y ambientadores para quemar. De esta manera, las ganancias se aseguran a través de estas pequeñas sutilezas a la hora de adquirir este mortal producto, y de paso los que lo venden se lavan las manos.
La enorme facilidad con que se consigue el poppers no termina aquí. Hay web sites en internet donde se puede hacer una compra on line de la sustancia. Estamos hablando de sistemas descarados de promocionar el poppers sin informar a los usuarios de sus efectos perjudiciales. Y esta publicidad también viene dada por ciertos portales de temática gay que utilizan el poppers como dibujito recurrente en sus chats y como logo para el teléfono movil bajo lemas como "Adictos al poppers". De ahí viene toda esta relativa ilegalidad de la que venimos hablando y la cara dura de los que han promovido e implantado su uso en la comunidad gay, fomentando el incremento de compradores desinformados y aprovechándose del estímulo de muchos a la hora de probar "nuevas experiencias". Con asuntos como este, se ve claramente como este colectivo es manipulado y utilizado para diversos fines. El dinero siempre está detrás de todo esto, y los gays de países desarrollados parece que ofrecen bastantes beneficios, lo cual es sutilmente aprovechado por unos cuantos indeseables.
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