"Odiaba las palomas porque su padre le obligaba a dibujar las patas de las que él pintaba. Encima, la paloma de la paz es un pichón".
Empezó escribiendo en ´La Noche´ a los 13 años. Desde entonces ya llovió, aunque Olano omite cuánto. Tanto, en todo caso, como para haberle dado tiempo a publicar más de medio centenar de libros y miles de artículos. Su última colaboración en el libro colectivo ´Picasso, pinxit y dixit´ (Camino do Faro) trajo a A Coruña a este gran conocedor del genial pintor, al que dedicó varias obras.
ISABEL BUGALLAL. A CORUÑA. "No tengo edad. Tengo que recurrir a Picasso de nuevo: ´Ser joven es una actitud´. A los 30 años me dijo que me plantara en los 20", dice Olano.
-Ha encontrado un filón en Picasso: El señor de las palomas.
-Es un libro terrible. Si en España se leyese, sería un best seller.
-¿Por qué?
-Está entre la biografía y la novela. Cuento la verdad constatada y contrastada. Un Picasso terrible, drogadicto, fumador de opio, son cosas que se saben, me cuidé mucho de que los datos fueran ciertos. Pero yo lo que reivindico es un Picasso gallego por los cuatro costados. Tenía que ser realmente un best seller, es el mejor libro que escribí.
-¿Lo saca del armario?
-Sí, en todos los sentidos. Desde el robo de las estatuas ibéricas en el Museo del Louvre, por el que llegó a estar procesado y a punto de ir a la cárcel, hasta su terrible juventud, hasta el robo de La Gioconda. Estuvo enamorado del hombre que la robó, un vigilante del museo que la dejó varios días en casa de Picasso hasta que se la llevó a Venecia. El cuadro estuvo desaparecido dos años, hasta que el ladrón la restituyó gracias a Picasso, al que casi lo implican en el robo. Pero no es un libro de chismorreos, es histórico.
-¡Con tantas mujeres de las que se enamoró Picasso¡
-¡Y de tantos hombres! Él nunca negó sus relaciones homosexuales.
-¿Hablaron de eso?
-Nunca hablamos de ese tema. Con Dalí, sí, pero con Picasso, no. En Orta de San Joan, que es a donde iba con su amigo [Manuel] Pallarès, se enamoró de un chico gitano que, después de un idilio, lo rechazó. ´Todo lo que sé lo aprendí en Orta´, decía Picasso.
-¿Tuvo relaciones homosexuales con otros artistas?
-Sí, pero eso es lo de menos, es parte de la vida de Picasso, y era un mujeriego terrible. Su primera novia fue coruñesa, La mujer de los pies descalzos que pintó. Picasso le pidió a un pintor alemán homosexual que fuese a vivir con él en París. Un día Picasso se lo encontró ahorcado y quedó tan impresionado que desde entonces siempre llevó consigo un trozo de soga. Con el único libro con el que lloré es con el mío. Lloré escribiéndolo y lloré leyéndolo. En el libro no se cita a Picasso, se cita a Pablo.
-¿El señor de las palomas?
-Porque todo el mundo lo asocia a las palomas. Picasso odiaba las palomas porque su padre le obligaba a pintar las patas de las palomas de sus cuadros cuando iba perdiendo vista. El poeta comunista Louis Aragón le pidió un dibujo para el Congreso de la Paz en Varsovia y Aragón eligió una paloma que en realidad era un pichón. O sea que la paloma de la paz es un pichón y a Picasso le repugnaba. Picasso es A Coruña y A Coruña es Picasso. Su paso por Galicia es fundamental. Llegó de niño y su padre estaba a disgusto por el clima pero a él le entusiasmó desde el primer momento; el único contratiempo fue la muerte de su hermana. En A Coruña empieza a pintar y hace sus mejores obras -para mí, es grandioso el retrato que hace a Pérez Costales y La muchacha de los pies descalzos-, expone por primera vez, vende por primera vez y escribe por primera vez.
-¿Fue Dominguín quien le llevó a conocer a Picasso?
-Era la única manera, le debo esa amistad. Fui con él y con Lucía Bosé. Me llamaba ´Gallego´ y siempre hablábamos de A Coruña, era su tema. Yo le llevaba percebes y en una ocasión fui con Juan Pardo y se pusieron a cantar juntos. A Coruña pudo tener el mejor museo Picasso de todo el mundo, él lo hubiera dado todo. Con un pequeño gesto bastaba, pero las autoridades franquistas prefirieron salvar su puesto a poner en su casa un cartel con el nombre de un comunista.
-¿Le regaló algún cuadro, o era tacaño?
-No, sería un sablazo. Tenía la tacañería del que pasó hambre pero era muy generoso.
-¿Conoció a alguna de sus mujeres?
-Conocí a todas las oficiales. Françoise Gillot es la que más me impresionó. Es la única que lo abandonó y Picasso quiso querellarse contra ella porque no le gustó un libro que publicó. Picasso no leía nada, sólo leía mis reportajes. ´¿Lo has leído?´, le pregunté. ´No´, me dijo. ´Pues léelo, porque es muy generosa contigo´.
-¿Tuvo relación con alguno de sus hijos?
-No, salvo con Maya, que era a la que más quería Picasso porque no le pedía nada. Vino en alguna ocasión a las tertulias de las Cuevas de Sésamo, en Madrid.
-¿Escribe su autobiografía?
-Ya tengo 1.500 folios escritos. Los comienzos en Galicia son los años más interesantes, aunque pego grandes saltos, a Madrid, a Cuba, a las guerras donde estuve como corresponsal...
-Dalí es otro de sus personajes de culto.
-Es el español más importante en muchos siglos. Desde Valle-Inclán, no hay escritor tan importante. Escribí muchísimo sobre él. Es un pintor y un escultor impresionante. Es el primer pintor del Renacimiento y el mejor del siglo XX. Se distanció de Picasso por una mujer, no por ser comunista. Fue a causa de Gala, la mujer de Paul Eluard. Picasso estaba acostumbrado a tener a todas y lo único que no perdonaba es que le quitasen una mujer.