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Parte 1.Lydia Cacho: "El mundo gay es supermachista y está impregnado de patriarcado"

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  • Parte 1.Lydia Cacho: "El mundo gay es supermachista y está impregnado de patriarcado"


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    La mexicana ha recorrido España para saber qué piensan las adolescentes sobre un feminismo "de brazos abiertos": Rebeldes y libres es el colofón.

    El talento de Lydia Cacho (Ciudad de México, 1963) es poliédrico. La reconocida escritora, periodista, guionista, productora y directora documental se define como una feminista pacífica: una categoría avanzada para la España de hoy, donde lleva camino de vivir dos años con plenos derechos desde que el Gobierno le concedió por carta de naturaleza la nacionalidad, puesto que sobrevivía entre amenazas de muerte en México. Es el precio que debe pagar por haber puesto entre la espada y la pared al crimen organizado en su país natal, tras más de 30 años de incansable trabajo, conquistando espacios desde los que transformar el mundo.

    Allá es donde la periodista de investigación y defensora de los derechos humanos destapó la mayor trama de trata, explotación sexual y pornografía infantil conocida hasta la fecha. Cacho se sumerge con valentía y coraje en esta materia extremadamente sensible, como lo hace también los temas vinculados con los derechos fundamentales. Una nueva muestra de ello es la publicación de Rebeldes y Libres. Si el feminismo no es de todas no es de ninguna, una compilación más que instructiva para todos los públicos y que es un reflejo del pensamiento de cientos de jóvenes de toda España acerca del feminismo y la igualdad, el machismo, el ciberacoso, el sexo, el porno y mucho más. Una herramienta clave para entrever la dirección que llevará el país en las próximas décadas.

    "Hay una integración de varias corrientes feministas en mí. He descubierto que en los últimos 15 años mis estrategias en el activismo feminista para proteger y defender la vida, la dignidad y el bienestar de las mujeres, niñas y niños en el tema de la violencia de género, me he decantado por un feminismo pacifista", relata la escritora a magasIN. Entre esas corrientes habita la del feminismo descolonial: "Vengo de un país que ha sido colonizado y que tiene una herencia ancestral de corrupción que viene de esa colonia".

    La naturaleza de Lydia Cacho es cuestionar lo establecido, hallar los puntos ciegos, tirar del hilo, hacer preguntas provocadoras y obtener respuestas incómodas que descolocan, incluso, a insensibles y acomodados. Con esa llama interior ha escrito historias como Esclavas del poder: un viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo (Ed. Debolsillo), Los demonios del Edén. El poder que protege a la pornografía infantil (Ed. Debolsillo), Memorias de una infancia (Ed. Debate), Cartas de amor y rebeldía (Ed. Debate) o Ellos hablan. Testimonios de hombres, la relación con sus padres, el machismo y la violencia (Ed. Debate).

    ['Rebeldes y libres': magasIN adelanta el primer capítulo del libro de Lydia Cacho]

    Si, como sugiere el colectivo Mujeres en Red, el feminismo es una corriente de pensamiento en evolución que guarda relación con una forma diferente de entender el mundo, las estructuras sociales y las relaciones entre los sexos, ¿se puede deducir que el feminismo no es de nadie?

    Por supuesto que sí. El feminismo no es de nadie y a la vez es de todas las mujeres. Efectivamente, el feminismo es una corriente filosófica que tiene principios muy claros y a partir de él se derivan muchas corrientes aplicadas a diferentes vivencias de formas de estar en el mundo de las mujeres y las niñas.

    ¿Qué perciben las jóvenes como confuso en el feminismo?

    Como a la mayoría de las chicas en el mundo entero, les pasa a las españolas: aunque todas entienden el concepto de igualdad, el problema es llevarlo a la práctica en la vida cotidiana, en la familia, con la pareja, con las amistades, en el sistema educativo -que es profundamente patriarcal-. No entendemos bien en qué cosas se debe ceder y en cuáles no. Es cierto que hay una gran presión psicológica y emocional que nos imponemos las feministas sobre la congruencia en nuestra forma de ejercer el feminismo y que los hombres no tienen ni se imponen. Eso crea un desgaste brutal en todas las mujeres feministas.

    [Qué piensan los jóvenes de la igualdad en España: el 56% cree que permanece la brecha de género]

    Esta presión es uno de los elementos clave que encontramos entre todas las jóvenes del mundo que están discutiendo sobre feminismo: algunas defienden la violencia como una forma de enfrentarse al patriarcado. Entonces, todas vuelven a caer en las mismas reglas sociales del patriarcado machista, impositivo y heteronormativo, que dice que la única forma de acabar con la violencia es la violencia. Todas, las adultas y las niñas, nos seguimos enfrentando a eso. Lo que pasa es que estas chicas españolas a las que yo he entrevistado tienen una claridad y una honestidad que necesitamos recuperar las adultas en nuestros diálogos, sobre todo aquí en España.

    Ellas comparten la preocupación por cómo los jóvenes relativizan el machismo al tiempo que aparentan estar muy concienciados. También reconocen que ser mujer no te exime de ser o tener comportamientos machistas. ¿Qué fue lo que más le sorprendió?

    Por un lado, su claridad prístina sobre el tema LGTBQ+ y la discusión de la Ley Tras, también sobre las leyes contra la violencia hacia las mujeres y las niñas en España. Me sorprendió muchísimo su capacidad para empatizar, y es que hice estas entrevistas con la misma técnica psicopedagógica que utilicé para la miniserie Somos valientes con niños y niñas de México. Esta generación de chicas de entre 11 y 17 años han integrado de manera muy natural y normalizada la equidad y el derecho a vivir en la diversidad. Y son muy críticas con cómo las personas adultas, padres y madres, así como las feministas adultas, están abordando estos temas: hay una lección enorme que aprender acá.

    Me he quedado sorprendida con la madurez de las discusiones: hubo una niña que hizo un análisis del discurso de Irene Montero en el momento en que empezó a defender la Ley Trans, ya de manera más agresiva, violentando a los demás colectivos y no escuchándolos. Ese día hizo algunas declaraciones que la chica había visto en Instagram: una chica cuya madre es sobreviviente de violencia de género en el hogar, que se divorció del padre por ello y que siente ese miedo vital en las entrañas.

    [Lydia Cacho: denuncias de la peor cara del poder, nostalgias y exilios]

    Profundamente indignada, quería saber por qué, en este estado de emergencia vital y emocional, la ministra solo estaba para defender y proteger su propia imagen en lugar de hacer lo propio con la vida de las mujeres y las niñas. Yo la miraba y pensaba que si esta niña estuviera en el Congreso de los Diputados sería la persona más congruente, consistente y clara que podría hablar sobre estos temas sin violencia, sin imposición de ideas, sin agenda política oculta.

    No entendía por qué una ministra de Igualdad, que además era joven y con la que podía llegar a identificarse, tenía que ser tan agresiva. Esto le inquietaba muchísimo: que no fuese capaz de hacer un diálogo menos violento. Lo que estas niñas pueden ver es que está aumentando la violencia contra las mujeres y las niñas de una manera notable en España, el feminicidio y la violencia vicaria, temas de los que ellas mismas hablan. Tienen muchísimo que decir.

    Sobre el ámbito doméstico y familiar de las jóvenes. ¿Qué le contaron acerca de las tareas de los cuidados y del sustento económico en relación a los roles de género?

    La mayoría notan que sus propias madres y padres tienen un discurso muy feminista en las familias que son heterosexuales. Todas ellas dicen que los padres hablan sobre la igualdad y demás, pero lamentan que siempre tengan tanto trabajo, por lo que es muy difícil verlos en casa. En las familias compuestas por dos padres o dos madres se juegan los roles muy disímiles. Por ejemplo, en las familias de dos chicas que tienen padres homosexuales coinciden en que se pelean todo el tiempo por no hacer las tareas del hogar, mientras que en la casa de la niña que tiene dos madres se las reparten con naturalidad y entregada, sin ningún problema.

    Y eso tiene que ver sobre todo con la educación. El mundo gay es súper, súper machista y está totalmente impregnado por el patriarcado, y este es un tema del que ellas también han hablado: sobre cómo el mundo gay reproduce todos estos patrones machistas patriarcales, porque es obvio que sucede, como en el resto de los colectivos.

    Hay una chica con un testimonio muy lindo. Habla sobre su padre, que está siempre presente, que la lleva al colegio, que habla con ella de todo, que hace las tareas del hogar, que no es que "colabore", sino que es "su responsabilidad". Ella lo pone como un ejemplo y dice: "Yo quiero un hombre como éste". Las otras chicas se rieron diciendo que "eso no existe", o acaso en sueños, porque para la mayoría es imposible, pero es que para ella es la realidad. Así que ella quiere, eventualmente, enamorarse de un hombre como su padre.

    ¿Le pareció que anhelaban más educación sexual y afectiva y menos porno, tanto para ellas como para ellos?

    Totalmente. Es una de las grandes exigencias de todas estas chicas. Me sorprendió, por ejemplo, que tengan tanta claridad sobre la pérdida de la emoción del amor. Y no estoy hablando del amor romántico, sino del derecho a los afectos y a la intimidad. Ellas protestan por cómo las personas adultas y los políticos han manejado toda la información que les llega a través de las redes sociales, porque dicen que les han arrebatado por completo su intimidad.

    Y eso no tiene sólo que ver con utilizar o no las redes sociales, sino con la pornificación. Una de las chicas hablaba sobre la pornificación de la cultura, de la adolescencia, de las niñas y evidentemente de los niños, pero yo hablaba con las chicas: tienen mucho miedo de no lograr enamorarse. La gran mayoría tienen un miedo profundo, verdadero, a no lograr enamorarse nunca porque las consideran entidades sexuales y no entidades afectivas. Y esto es gravísimo: me parece que es una alerta tremenda que tiene que ver con que todo el tiempo se está hablando sobre sexo, sobre educación sexual, sobre cómo te identificas, qué etiquetas te pones, qué tanto hablas de tu vida sexual, estar exponiéndola y exhibiéndola todo el tiempo.

    [Isabel Coixet habla con Lydia Cacho: "El estereotipo femenino funciona"]

    Por otro lado, ellas dicen que no tienen derecho a discutir en el colegio o el instituto cuando se habla de educación sexual: no pueden debatir sobre la intimidad ni el desarrollo de los aspectos del amor porque consideran que eso ya recae en conceptos morales, que quedan fuera de las escuelas. Entonces, se biologiza toda la discusión, se hace totalmente superficial y ellas tienen mucho miedo de eso.

    Y claro que quieren que los niños tengan acceso a otra forma de educación erótico-sentimental porque les tienen cariño. Hablan de los niños como sus amigos, sus hermanos, sus primos, sus coleguitas en el instituto que, por desgracia, ven porno y que se vuelven muy adictos. Ellas quieren que alguien les ayude, pero saben que no hay adultos encargados de ayudarles... Bueno, sí: algunas organizaciones, pero son todavía muy jóvenes y muy pocas en España para poder acotar este problema tan grave. España es el país que más pornografía infantil consume de Europa después de Holanda.

    Los cánones de belleza en la publicidad, el cine, la televisión y las redes... La hipersexualización a la que están expuestas. Las etiquetas, las definiciones de lo normativo nos encorsetan.

    Ellas tienen muy claro cómo el capitalismo las utiliza para convertirlas en objetos sexuales en todas las formas: no solamente a través de modelar los cuerpos de las mujeres, y también de los hombres. Esto me llamó la atención porque yo en el feminismo español encuentro muy poca discusión sobre este tema.

    Pilar, de 16 años, de Extremadura, es la chica que habla de cómo las jóvenes deberían luchar contra la pornificación cultural: "Yo salí con una chica de 16 cuando tenía 14 años y ella me decía que viéramos porno lésbico (...) Lo vi y me sentí enferma. Si a nuestra edad nos encendemos como mecheros a la primera, ¿para qué tengo que ver a otras tías follando? Es como comercializar nuestra vida sentimental". ¿Y qué hizo? Le puso a su compañera un vídeo en YouTube de una joven que cuenta el daño que le hizo el porno para su autoimagen.

    O sea, es una chica cuya madre no es feminista y que argumenta de esta manera. Dentro de esta discusión, otras empiezan a hablar sobre cómo suben a las redes sociales fotografías suyas, por ejemplo, con ropa de verano muy ligera y tal. Y lo hacen porque les da la gana. Y luego, de pronto, los chicos empiezan a tomar esas imágenes, a insultarles y utilizarlas.

    Entonces, ellas se sienten muy agredidas y preguntan por qué, si las feministas logramos que las mujeres tuviésemos derecho a andar por la vida como nos da la gana, otras personas pueden utilizarlo para comercializarlo, digamos, o para opinar sobre su cuerpo todo el tiempo. Y esa es otra angustia que tienen: que una vez se han ganado ciertas libertades, de pronto el costo que tiene ejercerlas es altísimo.

    https://www.amicsgais.org/forums/for...de-patriarcado

    Parte 2.Lydia Cacho: "El mundo gay es supermachista y está impregnado de patriarcado" AQUi

    Fuente:https://www.elespanol.com/mujer/prot...5Il1nD2D0kf3XE
    Editado por última vez por José Benito; https://www.amicsgais.org/forums/member/3-josé-benito en 20 de February, , 20:28:11.
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