Por Rocío Chiappino
@chiappinofp
Se va haciendo de noche cuando toco el timbre en un departamento ubicado en la urbanización de Chacarilla, una zona tranquila de Lima, Perú. Andreé y Diego son quienes me reciben y me invitan a entrar a su casa.
Empezamos a charlar y me cuentan que ya van a cumplir cinco años de casados. Sin embargo, en el caso de ellos, no fue igual que para cualquier otro matrimonio. Perú, el país que los vio nacer, no acepta su unión, motivo que los llevó a subirse a un avión para viajar 8 horas y poder casarse en Nueva York, donde sí se acepta la familia que ellos querían formar.
¿Qué es para ustedes una familia?
D: Una familia es compañerismo, es amor, es tener a alguien que va a estar contigo en las buenas y en las malas.
A: Es donde me siento cómodo, donde puedo ser yo mismo sin pensar en nada más, o sea, ser realmente 100% genuino y saber que va a ser bien recibido.
¿Y si tuvieran que elegir solo una palabra?
D: Una sola es difícil, pero yo te diría: amor. Si no hay amor, no hay familia. Es bien difícil porque realmente la familia es la que tú escoges, no necesariamente es con la que hayas venido al mundo. Entonces, para escoger a alguien tiene que haber ese amor incondicional.
A: Yo diría: complicidad. Lo que dice Diego es cierto, si no hay amor, no va a funcionar, pero… complicidad porque es la persona que te entiende simplemente mirándote, que te quiere ida y vuelta.
D: Literal, era la otra palabra que estaba pensando.
¿Cómo se formó y cómo es su familia?
D: Bueno, somos nosotros dos, pero yo creo que abarcamos mucho más. Tenemos la suerte de que tanto del lado de Andreé como de mi lado, toda nuestra familia es súper unida y siempre está ahí. Nos vemos, por lo menos del lado de mi mamá, mi hermano y su pareja, dos veces a la semana. Su mamá está acá varios meses al año viviendo con nosotros. Entonces es una familia grandota que se quiere un montón, además.
A: ¿Y cómo se formó?… Yo creo que no fue realmente muy difícil hacer que funcione, pero tampoco es que fue súper fácil.
Cuando Diego y yo nos conocimos y decidimos estar juntos, lo primero más importante para nosotros fue ver si funcionábamos en nuestras mutuas familias. Y al darnos cuenta que fue tan fácil, en realidad fue creciendo poco a poco y, como dice Diego, funciona. Somos no solo nosotros dos sino que somos bastantes detrás que hacen una gran familia feliz.
¿Qué debería cambiar en Lima o Perú para que todos consideraran a su familia como tal?
D: La educación, sobre todo. Es un país súper machista. Sorprende que cuando uno quiere hacer un avance en la educación para poder promover políticas de igualdad de género, etc., haya todavía grupos grandes que se oponen a esto. Que, por políticas religiosas, o lo que fuera, quieren imponer su punto de vista y no se dan cuenta que están haciendo mucho daño. No solamente para aceptar a familias como la nuestra, sino en diferentes aspectos, como para permitir que las mujeres tengan igualdad de oportunidades, que las personas trans puedan vivir su identidad como quieran… en fin, diferentes cosas que parten de la educación.
A: A la educación le sumaría la cultura. Me doy cuenta que la gente más culta, con más mundo, que ha salido más, que ha viajado más, es mucho más receptiva, no se sorprende con lo que ve. No sé si es porque al tener más cultura tu mentalidad está más homogeneizada, no se, eres mucho más receptivo. Entonces, al tener eso me parece que uno va a poder entender que todos somos iguales. Simplemente no por pensar distinto soy realmente distinto a ti. Somos distintos en un montón de cosas, pero estamos en un país que tiene un tema cultural muy arraigado, muy machista, muy religioso también, que hace que muchas veces las cabezas se cierren.
Lima es la ciudad en donde, durante el 2016, nace el “Con mis hijos no te metas”, un movimiento social que buscaba hacerle frente al intento de implementar el enfoque de género en la educación y otros ámbitos de la administración pública. Según este movimiento, el objetivo final era el de “homosexualizar” a la población peruana, rompiendo así el núcleo de todas las familias.
Es dentro de esta sociedad que Andreé y Diego forman y viven su familia, una familia homosexual en la que remarcan que lo importante es el amor y la complicidad. Ese amor y complicidad que, lamentablemente, aún le faltan conocer a una gran cantidad de personas en el Perú.
Ahora sí el tiempo de la entrevista se nos va terminando, pero aún creen que es importante agregar algo más:
D: Yo creo que es importante también visibilizar las familias como la nuestra. Que, únicamente por la educación en general, no esperemos que vaya a cambiar rápidamente la sociedad; sino que hay que mostrar y normalizar el hecho de que existen este tipo de familias y es un poco lo que hemos estado haciendo… luchando para que se nos reconozcan todos esos derechos. Entonces, cuando la gente empiece a familiarizarse y a ver que en su entorno normal hay familias como la nuestra, también van a empezar a abrir su cabeza y a aceptarnos.
A: También creo que sentirse orgulloso de quien eres. Vivimos realmente una vida 100% normal. Él trabaja, yo trabajo, trabajamos también juntos. Recibimos clientes de todo tipo y de todo estrato social o rango, y a veces te dicen: “¿cómo está tu esposa?”. Y cuando le dices con una sonrisa y tan seguro de ti mismo: “no tengo esposa, tengo esposo”, la única respuesta puede ser: “oye, que mostro, que bien”, y seguir como si nada. Tienes que estar orgulloso de quien eres para que alguien también este orgulloso de conocer a alguien así.
Fuente: http://ovejarosa.com/pareja-gay-peru/?fbclid=IwAR1M06Di2A0fUNAxJk-xEC78te4yaMMTloFn2dK2ZuagIwZpEMEfOqdcqVU
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