La exigencia de mayor laicismo divide al centro-izquierda italiano
Parte de la coalición opositora critica el programa de Romano Prodi
ENRIC GONZÁLEZ - Roma
EL PAÍS - Internacional - 02-03-2006
El debate entre catolicismo y laicismo está convirtiéndose en un problema para el centro-izquierda italiano. El candidato a la presidencia del Gobierno, Romano Prodi, antiguo democristiano, ha conseguido articular un programa común larguísimo (más de 300 páginas), confuso y ocasionalmente contradictorio, pero moderado y próximo a la sensibilidad católica de una gran franja del electorado italiano.
Algunos candidatos, como la ex comisaria europea Emma Bonino, y parte de los electores, especialmente los homosexuales, creen que la coalición ha renunciado a principios esenciales. Los católicos, a su vez, acusan de "fundamentalistas" a quienes se quejan.
La cuestión de las parejas de hecho es una de las más conflictivas. Prodi dijo desde el principio que el matrimonio entre homosexuales era "inviable" en Italia, y para alcanzar un compromiso con los partidos del flanco más izquierdista, como Refundación Comunista, aceptó introducir en el programa una frase de significado indescifrable: "Para connotar las uniones no es decisivo el género y no es relevante la orientación sexual".
El líder de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, fue increpado el martes en una asamblea de homosexuales y lesbianas por haber aceptado "una política centrista" que suponía, según una de las intervenciones, "un inaceptable paso atrás". "El gradualismo no es sólo una práctica reformista, también es revolucionario", se defendió Bertinotti.
Discriminación
Emma Bonino, candidata de la coalición en las filas socialistas-radicales, también se mostró indignada por la "discriminación homosexual" que, según ella, reflejaba el programa. En el otro bando, el católico, Rosy Bindi, candidata de La Margarita, calificó de "preocupante" el "fundamentalismo laicista" representado por Bonino y quienes deseaban una reforma similar a la realizada en España por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
"Quienes piensan como Bonino se arriesgan a hacerle un favor a Berlusconi", declaró Bindi, para quien una de las misiones principales de la izquierda consistía en "alcanzar una síntesis entre los valores católicos y los valores laicos". Bindi aceptó que el programa resultaba ambiguo sobre las parejas de hecho, pero añadió: "Se ha alcanzado un equilibrio y sobre todo se declara que no serán ignoradas las parejas de hecho, lo que supone un paso adelante".
Piero Fassino, secretario general de los Demócratas de Izquierda, rechazó la posibilidad de realizar reformas radicales si Romano Prodi alcanzaba la presidencia del Gobierno: "Nadie le pidió a Berlusconi que copiara la política de Aznar, y no veo por qué ahora se le pide a la izquierda que copie la política de Zapatero", dijo.
El Vaticano y la Conferencia Episcopal, mientras tanto, siguieron lanzando mensajes más o menos electoralistas. Jean Marie Le Mené, miembro de la Academia Pontificia para la Vida, declaró que "votar a favor de un candidato cuyas convicciones no son respetuosas con la vida del embrión constituye complicidad en un homicidio". Emma Bonino calificó de "absurda" la intervención de Le Mené y pidió la abolición del Concordato. Bindi defendió a Le Mené y acusó a Bonino de "provocadora".
Trimegisto