ÉRIKA MONTAÑÉS - emontanes
El pasado domingo ABC compilaba varios testimonios de afectados por acoso escolar, ese problema que atraviesa los centros educativos de todo el país y que parece no encontrar una solución clara, y cercana. De hecho, a raíz de los casos explicados por las propias víctimas en este periódico, los lectores no dejan de expresar sus vivencias a través de un aluvión de comunicaciones. Uno de estos lectores, Álvaro, se puso en contacto para, como él mismo dice, «alzar su voz» contra lo que se considera todavía «un tabú».
Álvaro no quiere dar más datos que su nombre, porque le pueden identificar en el trabajo, pero sí sitúa su historia en un colegio concertado de Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo. Tiene 24 años y denuncia: «Sufrí acoso escolar desde sexto curso de Primaria hasta cuarto de la ESO por ser homosexual».
Al profundizar en su testimonio, se agrava el caso: «Recibía golpes diariamente en los genitales, en la cabeza, tenía dolores de cabeza diarios y patadas delante de los docentes del centro, además de recibir amenazas e insultos».
Cuando echa la vista atrás, Álvaro no finge. No esconde que esa pesadilla que él sentía al ir a clase no se ha disipado todavía. «Todo esto me ha provocado unas secuelas prácticamente incurables. Llevo 8 años en tratamiento psicológico y psiquiátrico y no logro confiar en la gente». Los efectos emocionales son tan hondos que no ha logrado tener pareja, puesto que no se fía del prójimo.
¿Hizo algo el centro? «Mi caso fue denunciado ante la dirección del centro, que dictaminó que el problema era mío porque -decían ellos- no me adaptaba. Las agresiones físicas eran delante de los docentes, y no hacían nada».
«En una ocasión, un profesor me tiró una pelota de tenis en la cabeza porque decía que estaba hablando (tras una agresión de un compañero).Recientemente he ido a pedir explicaciones al centro y su respuesta fue echarme». Para los responsables del colegio toledano no era ya momento de debatir el caso de «bullying», máxime siendo tan remoto en el tiempo. Álvaro cree que «ya está bien» de tapar este tipo de situaciones, que hacen la vida de muchos chavales una auténtica odisea.
Fuente: Abc.es