La división de la Junta de Inmigrantes y Refugiados de Canadá ha concedido el estatus de refugiado a Hazim Ismail, un estudiante de la Universidad de Winnipeg a quien su familia le ha retidao el apoyo económico al enterarse que es gay y ateo. Su abogado, Bashir Khan, declara que su cliente ha solicitado asilo como refugiado para tener las misma protección y derechos que cualquier otro ciudadano canadiense. «La evidencia es muy fuerte, mi cliente tiene mucha credibilidad y un gran apoyo público y todo eso se unió y ganó su demanda sin demasiada lucha», explica.
En la audiencia de 20 minutos para cotejar si le conceden el asilo, le hacen preguntas sobre su vida personal, como hombre ateo y homosexual, cuya repercusión le ha llevado a quedar al descubierto por miembros de su familia. En ese vídeo Ismail explica que en Malasia es ilegal ser homosexual y que su familia es musulmana y muy devota. «No se trata sólo de eso, simplemente leyendo comentarios de la gente como que quieren pisarme la cara o gente que quiere localizar a mi familia» explica Ismail, «es un miedo verdadero, tengo problemas para dormir por eso».
Desde que la entrevista se hizo pública, y viral en Malasia, su madre no le ha vuelto a enviar dinero y ha recibido amenazas de muerte de desconocidos. Por eso, cuando conoció el resultado de la decisión de la Junta, su pareja, sus colegas y amigos que le apoyaban no dudaron en abrazarle y llorar juntos mientras le vitoreaban.
«Francamente, ha cautivado a un gran número de personas en nuestra comunidad de maneras muy positivas, la oportunidad para él de quedarse le permite continuar ejerciendo ese efecto positivo», declara Jacqueline Pelland, una de sus amigas en Canadá, mientras que Alexa Potashnik, otra amiga, explica que «su historia me conmovió y nadie debería tener que enfrentarse a este tipo de situación por sí mismos. Así que estamos aquí simplemente como estudiantes para apoyarle».
Ismail explica que todavía está procesando los acontecimientos, que esta decisión llega después de meses de preocupación y ansiedad sobre la posibilidad de tener que volver a Malasia, donde la homosexualidad está penada por ley y el 60 % de la población es musulmana, pero ahora siente que no tendrá que volver a preocuparse. «Con suerte ahora puedo ir a la escuela y quejarme de los profesores otra vez. Sé que eso es lo que voy a hacer. Lo que no haré es preocuparme», explica Ismail.
Fuente: https://noticias.universogay.com/un-..._06042016.html