El Periodico
Lunes 16 de enero del 2006.
El poeta explica en ’Los días de la noche’ el proceso creativo de ’Hymnica’
PASCUAL
BARCELONA.En 1979, Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) publicaba Hymnica, recopilación de los poemas que había compuesto entre 1974 y 1978. El libro, que fue alabado por la crítica por su atrevimiento y por ser el primero de temática gay que se editaba después de la guerra civil, fue considerado la primera obra de madurez del joven creador. Un cuarto de siglo después este autor incansable, con más de medio centenar de títulos a sus espaldas, repasa en Los días de la noche todo lo que rodeó aquel proceso creativo.
PASCUAL
BARCELONA
En 1979, Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) publicaba Hymnica, recopilación de los poemas que había compuesto entre 1974 y 1978. El libro, que fue alabado por la crítica por su atrevimiento y por ser el primero de temática gay que se editaba después de la guerra civil, fue considerado la primera obra de madurez del joven creador. Un cuarto de siglo después este autor incansable, con más de medio centenar de títulos a sus espaldas, repasa en Los días de la noche todo lo que rodeó aquel proceso creativo.
"Es como una obra de teatro. Aunque el poemario sea el actor protagonista, la gente también puede ver el decorado y la iluminación de aquella época", explica el poeta. Uno de los poemas está dedicado a Caravaggio, sobre el que De Villena dio precisamente una conferencia el pasado viernes en el MNAC.
Pese a que se la considerara entonces una obra con voluntad transgresora, asevera que Hymnica era un libro marcado por la inocencia: "Escribí las cosas tal y como las sentía porque tenía la necesidad de hacerlo. Sabía que eran muy atrevidos y en ningún momento pensé que la censura me permitiera publicarlo. Pero no tenía la intención de escandalizar. Era como los griegos antes de conocer el cristianismo: me comportaba como un pagano que actúa de forma natural, no por oposición a nada".
PROHIBIDO
PROHIBIR
27 años después el crítico literario de EL PERIÓDICO cree que los poemas "han envejecido bien".
La idea de contextualizarlos con las vivencias le ha servido para mirar con nostalgia la juventud, el atrevimiento y la libertad perdidas: "Durante la Transición estaba prohibido prohibir; ni la derecha se atrevía. Hoy asistimos a la intromisión del Estado en la vida privada", denuncia el autor madrileño que, en este sentido, se declara anarquista. Promotor del Foro por la Nueva Izquierda, cree que uno de los errores de muchos políticos es "pensar que las libertades son algo que está escrito en un papel cuando tienen que ser algo que se pueda tocar".
Para De Villena, la mayor desgracia del franquismo no fue tanto su dureza sino su larga duración, que aún hoy se hace notar: "Hay muchos políticos, como Carod-Rovira, que respiran por la herida abierta por el franquismo". Critica que la oposición al nacionalismo español se haga desde el nacionalismo catalán. Para él no resulta comprensible que un socialista sea nacionalista: "Se les ha olvidado que en los congresos del partido se cantaba La internacional, no la nacional".
Ganador del Premio Azorín en 1995 por El burdel de Lord Byron y del Premio Sonrisa Vertical de 1999 por El mal mundo, De Villena fue, junto a Terenci Moix, un pionero en abordar la homosexualidad durante el franquismo: "Ni Terenci ni yo tuvimos que salir del armario porque nunca estuvimos en él". En Los días de la noche muestra parte de sus devaneos por el Madrid secreto de los 70. "Antes se podía salir de fiesta y si no te encontrabas con la policia sabías que no tendrías problemas. Hoy todas las revistas del corazón están al acecho", denuncia.
Dispuesto a contar la intimidad propia pero respetuoso con la de los demás, en algunos casos ha optado por poner seudónimos a algunos de sus compañeros de correrías nocturnas mientras que, en otros, cuenta sólo parte de las historias. En este sentido, De Villena adelanta que tiene previsto publicar en breve un libro en el que relatará más extensamente sus recuerdos íntimos de Jaime Gil de Biedma. "Creo que ya ha pasado suficiente tiempo desde su muerte y la de su hermana", justifica el autor de Marginados.
El escritor lamenta que hoy en día se sigan colgando etiquetas a sus producciones: "Yo no escribo pensando en el público exclusivamente homosexual. Y de la misma manera que a mí me emociona Cien sonetos de amor, que Pablo Neruda dedicó a Matilde Urrutia espero