La población LGTBI (lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros e intersexuales) ha sido víctima de asesinatos selectivos, desplazamientos forzados y le han querido borrar su identidad sexual a causa de un “círculo de violencia estructural” en el marco del conflicto armado.
Estos son los resultados de la investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica titulada ‘Aniquilar la diferencia’, en donde se expone la violencia contra esta población a raíz de su orientación sexual por parte de los actores del conflicto. La cifra de 1.795 afectados de esta población hasta julio de 2015 , que maneja la Unidad de Víctimas y recoge el documento, sin embargo, no es del todo exhaustiva, dice la investigación. Se advierte que existen muchas más víctimas que han sido “invisibilizadas”.
Además, los investigadores constataron, a través de testimonios, que hay condiciones de exclusión y marginalidad que llevan a estas personas hacia una precariedad económica, exponiéndolos de manera directa a la guerra.
La investigación da cuenta de que los lugares con el mayor número de solicitudes de protección que llegan al Ministerio Público, ante la “eliminación física y simbólica” que han sufrido, son Antioquia (439), Bogotá (203), Bolívar (116), Córdoba (98) y Valle del Cauca (96).
En el informe también se advierte del subregistro. La Secretaría de Integración Social de Bogotá, hasta septiembre del año pasado, solo contaba con diez casos reportados; en Antioquia, a la Secretaría de Equidad de Género, llegaron 233 denuncias hasta febrero del 2015. Mientras tanto, en Nariño y Bolívar no figura ningún tipo de información sistematizada.
Investigadores recogieron testimonios de víctimas. Uno de los más impactantes es el de una mujer trans que les dijo a los investigadores que “no es lo mismo ser marica y negro que ser marica e indio; o ser así y a su vez ser hijo de una religión católica, o ser marica y vivir en un contexto de narcotráfico o de guerrilla”.
La conclusión a la que llega Memoria Histórica es que los actores armados atentan contra esta población con la finalidad de “la consolidación de un orden moral”. Consideran la diferencia como una enfermedad o un pecado y usan esa estrategia para controlar sus territorios. Las batidas y detenciones arbitrarias de la Fuerza Pública y las llamadas operaciones de “limpieza social” dirigidas en su contra son un ejemplo de ese accionar.
“Aniquilar alude a desaparecer, a reducir a la nada”, se lee en el informe y alerta que esto es lo que ha sucedido contra la población LGBTI en Colombia.
No obstante, resalta que en el desarrollo del conflicto esta dinámica de violencia se ha agudizado “acentuando los imaginarios negativos contra estas personas, así como las prácticas de vigilancia, control y castigo hacia ellas”.
A juicio de los investigadores, la invisibilización ha permitido la “naturalización” de ese tipo de violencia.
Fuente: http://www.eltiempo.com/politica/jus...biano/16454953