El amigo gay de Fidel Castro
Por Fidel Castell – (SantiagoGay.com)
Acaba de finalizar en La Habana, una nueva edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, cuyo director es considerado el gay con más poder en el gobierno de Castro.
En cada diciembre, los cubanos se olvidan de sus penurias económicas y se lanzan a las añejas pero aún encantadoras salas cinematográficas para consumir todas las películas posibles, durante el festival que dirige Alfredo Guevara.
Es todo un espectáculo verlo aparecer en las jornadas de inauguración. Se levanta de su palco en el teatro Karl Marx. Trae como en cada ocasión formal, un chaleco que deja caer sobre sus hombros. Jamás nadie le ha visto con el abrigo puesto. Mira a su alrededor. Frente a su asiento ya está el micrófono. Lo acomoda a su antojo. Y comienza, con un compás cadencioso y un tono muy poco cubano, a pronunciar el discurso que cada año deja formalmente inaugurado el encuentro de cineastas. Todos aplauden y entre murmullos y comentarios el amigo gay de Fidel será nuevamente la comidilla entre los cinéfilos.
El poder de Guevara parece no ceñirse a lo político. Cuestionadores del modelo cubano y de sus dirigentes aseguran que este hombre posee una fortuna cercana a los 10 millones de dólares. Dicen que ese dinero ha salido de negocios no muy lícitos con el cine de la isla y la venta de valiosas obras de arte. Tiene, además, una envidiable mansión en el barrio habanero de El Vedado.
Guevara ha sido vilipendiado por quienes lo acusan de formar parte de los experimentos más cuestionados del gobierno de La Habana. Reinaldo Arenas, por ejemplo, en su libro Antes que Anochezca lo describió como “una loca regia”. Ernesto Mestre, otro escritor de origen cubano, dice que prepara para una de sus novelas un personaje basado en Guevara y se refiere a él como que “el gran amigo de Castro es una gran loca. Leí un artículo en Vanity Fair donde le preguntaron a Castro si Guevara es gay. Y él dijo, de ninguna manera es Alfredo Guevara gay”.
Los intelectuales siempre se han referido al hombre que ya tiene más de 80 años como “loca”. La industria cinematográfica cubana acumula decenas de historias relacionadas con romances de Guevara con jóvenes a los que le habría dado empleo. De la misma manera, cada asignación de dineros para rodar películas iba precedido de cuestionamientos basados en supuestas preferencias o idilios con guionistas o jóvenes realizadores.
La relación con Fidel
Todos los saben: Fidel Castro es un hombre alrededor del cual se mueven paradójicos sentimientos. En la década del 60 envió a “desviados sexuales” a campos militares de producción (UMAP), con el objetivo de que retomaran las “buenas conductas”. Muchos dramaturgos, músicos y escritores fueron a parar a los campos, pero Castro salvó a su amigo de hacer trabajo forzado en los cañaverales de azúcar. Es más lo incluyó como parte del Comité que analizaba los casos de la UMAP. Quizás era la manera de devolverle la mano a Alfredo Guevara, el estudiante universitario que le hizo descubrir el marxismo, que le acompañó en la lucha clandestina y que ayudó desde la ciudad a los guerrilleros.
Apenas llegado al poder, el barbudo le encargó a Alfredo Guevara (que nada tiene que ver con el Ché) crear el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). En estos años en el poder, ha sido director de la Cinemateca de Cuba, del Grupo de Experimentación Sonora, Viceministro de Cultura, Embajador y Consejero Cultural en la UNESCO, entre otros muchos cargos.
Las películas de la discordia.
Como en toda amistad, en la relación de Guevara y Castro han existido lealtades a toda prueba; y diferencias que llevaron al gay más connotado del poder cubano a renunciar en el año 2000 a su cargo como director del ICAIC.
La década del noventa comenzó mal para Guevara. Produjo Alicia en el País de las Maravillas, con claras alusiones en contra del sistema. Ese fue el primer gran debate que lo enfrentó a su amigo. Después vendrían otros filmes como La Vida es Silbar, Lista de Espera y Guantanamera.
Guevara entregó dinero para filmar Guantanamera, una película de Tomás Gutiérrez Alea (Fresa y Chocolate). Cuando la oficialidad asistió al estreno de la historia, pidieron “sangre”. La película arremetió contra la burocracia en el país mientras contaba las peripecias de una familia para trasladar y enterrar un cadáver. Hubo reuniones y búsqueda de culpables. Por orden del Partido Comunista se permitió que la película fuera proyectada sólo dos días en cada provincia y retirada de la cartelera.