Los más de 300 kilómetros que separan Valencia de Madrid no impidieron a Borja Soler, de 21 años, plantarse ayer en el centro de la capital para participar en la marcha del Orgullo Gay 2015. Ataviado con un sombrero de espuma naranja, emulando a la Fallera Mayor de la ciudad levantina, el joven se sumó, junto a otros dos amigos, a las miles de personas que llenaron las calles de la ciudad. Todos ellos continuaron un camino que se había emprendido hace décadas, cuando en 1995 unos 500 activistas se lanzaron a las calles para exigir igualdad. Lejos queda ya esa manifestación, sin apenas respaldo político y social. Porque este sábado los ciudadanos llenaron el paseo del Prado y de Recoletos: con el apoyo de los principales líderes de la oposición. En la cabecera solo faltaron unas siglas: las del PP, el partido en el Gobierno central.
Madrid se llenó ayer de tambores y música. De disfraces y banderas arcoíris. Y de reivindicación. Tras el lema “Leyes para la igualdad real ya”, los participantes partieron de Atocha a las seis y media de la tarde camino de la plaza de Colón, donde los recibió Manuela Carmena pasadas las ocho. Por primera vez, un alcalde se sumó a la marcha. “Gracias a las miles de personas que luchan para que podamos celebrar unos derechos maravillosos: los de la sexualidad y el amor”, afirmó la primera edil, cuando el sol daba ya un poco de tregua a los manifestantes. Los organizadores calculan que más de un millón de personas asistieron al desfile, una de las actividades culmen de estas celebraciones, que dejarán cerca de 120 millones de euros, según AEGAL (Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid).
Bajo un intenso calor, 28 carrozas atravesaron dos de las principales arterias de la capital, entre los gritos y las ganas de fiesta de los asistentes. “Yo no me pierdo un Orgullo desde 2008. Aquí lo que hacemos es celebrar nuestra existencia”, sentencia Onur, un belga de 36 años que ha llegado a Madrid junto a su pareja y otros cinco amigos.
A pocos metros de él, Jonathan y José no dejaban de hacerse fotos. Estos dos chicos, de 21 y 24 años, suben y bajan el paseo del Prado con solo unos calzoncillos de estampado militar, unas botas negras y unas gafas oscuras. “A nosotros nos gusta el escándalo”, aseguran entre risas, mientras pasa a su lado un grupo de seis chicos israelís ondeando la bandera de su país.
Lejos de ellos, en la cabecera de la manifestación, líderes de los principales partidos de la oposición continúan el camino a Colón. Ni Pedro Sánchez (PSOE), ni Pablo Iglesias (Podemos), ni Alberto Garzón (IU) quisieron perderse ayer la cita. A la primera línea de la marcha también se sumaron representantes de Ciudadanos, como el portavoz regional Ignacio Aguado.
Del PP solo se dejó ver Ángel Garrido, consejero de Presidencia, que afirmó que asistía en nombre de la Comunidad, y no en representación del partido. “Estamos aquí para tratar de descongelar las relaciones con el colectivo LGTB, nunca ha habido presencia del PP en la cabecera”, afirmó el popular a Efe, después de que los organizadores no invitaran a la formación de Rajoy porque “no han demostrado, a través de políticas concretas, su compromiso activo y su cambio de actitud” —el partido en el Gobierno recurrió ante el Constitucional la Ley del matrimonio homosexual, que cumple este año su décimo aniversario—.
“Hoy [por ayer] es un día de orgullo para millones de españoles. Este es un país mejor, más libre y más justo, gracias a la lucha de los gais, de las lesbianas, de los bisexuales y de los transexuales”, afirmó el secretario general de los socialistas durante el recorrido. Muy cerca de él, hablaba el máximo dirigente de Podemos, que apostó por impulsar una “ley integral de transexualidad”: “Tenemos que trabajar en ello para poder seguir presumiendo de tener un país referente en la igualdad de derechos a nivel mundial”. Pero en el Orgullo faltaba ayer, por primera vez, Pedro Zerolo. Y le recordaba Ángel Gabilondo, portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid: “Aquí también estamos homenajeándole a él, que es ya patrimonio de todos”.
Fuente:elpais.es