parte de las autoridades de su colegio y de los padres de su novio que lo acusaron de
"acoso sexual".
"Mi sexualidad no es mi pecado, es mi propio paraíso", es una de las frases que aún
pueden en el facebook de Sergio Urrego, un joven colombiano, de 16 años, que se quitó
la vida el pasado 4 de agosto, tras soportar meses de violencia psicológica y actitudes
discriminatorias por parte de las autoridades del colegio en el que estudiaba en Bogotá.
Sus pesadillas empezaron en mayo de 2014, cuando uno de sus profesores le quitó su
celular y descubrió una foto en la que Sergio se estaba besando con su novio, un
compañero de la misma institución.
Luego del hecho, el colegio citó a los padres de los dos jóvenes y ambos tuvieron que
abruptamente "salir del placard" y blanquear su elección sexual en sus casas. La reacción
fue diferente. Mientras la familia de Sergio lo respaldó en su decisión, los padres de su
pareja no lo aceptaron, lo retiraron del colegio y hasta presentaron una denuncia de
"acoso sexual" contra Sergio.
El escrito judicial que presentaron dice que Sergio “pretende con su actuar manipular y
dominar a su hijo para que acceda a mantener una relación de noviazgo con él por
medio de manifestaciones afectivas en público”. "Sergio estaba destrozado con la
denuncia”, afirmó su padre, Robert Urrego.
Los malos tratos no terminaron ahí, la institución en la que estudiaba empezó a poner
reparos y condiciones para que pudiera continuar con sus estudios: certificados
psicológicos mensuales y otras trabas, como persecución a sus padres, que no
hicieron más que socavar el ánimo de Sergio. “¿Está violando mi derecho a la
educación?”, le preguntó Sergio un día a la Directora y ella solo atinó a responder: "Sí".
Finalmente, el 4 de agosto pasado, Sergio decidió suicidarse, arrojándose desde la
terraza de un centro comercial. Dejó tres cartas como testimonio de su existencia y
para explicar el por qué de su terrible decisión.
En una de ellas, el joven intentó desbaratar la falsa denuncia de "acoso sexual". “Esta
carta se ha escrito con el fin de esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso
sexual que han puesto los padres de mi expareja. Lo hago de manera escrita debido al
suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se hallen
con una oscura mancha llena de mentiras”, escribió el joven.
“En la memoria de mi celular y en el escritorio de la pc quedan dos pantallazos de nuestras
conversaciones en Whatsapp que demuestran que él no se sintió acosado en ningún
momento, pues respondía con naturalidad a los mensajes. También hay pantallazos de la
conversación que él tuvo con un amigo después de que les contara a sus padres sobre su
orientación sexual, en los que escribió que estaba vuelto mierda debido a la posición que
tomó su madre después de recibir la noticia (…) Él puede confirmar la veracidad de toda esta
información, así como los testigos de nuestros actos (cuando había). Nunca en mi vida he
acosado sexualmente a nadie, me parece un acto reprochable”, continuaba el texto.
En otra de las misivas, Sergio se despidió de su abuela y dejó un mensaje de vida: “Nunca
deseé morir antes que ella, pero esto ya no da más. En realidad pido unas muy sinceras
disculpas por esto”.
“Hoy espero lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al
lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me
lamento de no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado
tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos,
ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita
nada”, concluye otro fragmento.
Con informaciones de "www.infonews.com"