Hace unos días se conocía que el Ministerio dirigido por Ana Mato tenía intención de hacer explícita la exclusión de las parejas de lesbianas y a las mujeres solas, lesbianas o no, en la propuesta de actualización de la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud que debía ser discutida este martes por el Consejo Interterritorial de Salud, órgano en el cual están representadas las comunidades autónomas. La polémica surgida a partir de entonces, la contundente respuesta de colectivos LGTB y feministas y la oposición de varias comunidades, como Andalucía o Euskadi, parece haber hecho recular al Ministerio, que finalmente decidía eliminar una frase de dudosa constitucionalidad (en tanto plasmaba por escrito una discriminación por razón de orientación sexual) para sustituirla por una trampa dialéctica que podría hacer igual de difícil a las mujeres que no cuenten con pareja masculina recurrir a la prestación.
La “solución” escogida es reservar la prestación para mujeres “estériles” de acuerdo a una definición de esterilidad basada en criterios médicos que a día de hoy no se conoce. Según Ana Mato, “cualquier mujer que tenga un problema para tener un hijo, apreciado por un médico, tendrá acceso a la financiación pública de la reproducción asistida”. Una frase que en principio permitiría albergar esperanzas, pero al ser preguntada con más detalle, la ministra ha añadido que no creía que “la falta de varón sea un criterio médico”. La frase habla por sí misma.
Ana Mato ha defendido además la tesis de que en realidad no cambia nada respecto a la situación actual, lo cual es como poco discutible. Hasta ahora la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud establece la cobertura de la reproducción humana asistida “cuando haya un diagnóstico de esterilidad o una indicación clínica establecida, de acuerdo con los programas de cada servicio de salud”. Una formulación que no es la ideal, pero que en ausencia de limitaciones más específicas es lo suficientemente ambigua como para permitir la inclusión de parejas de lesbianas o de mujeres solteras, lesbianas o heterosexuales, y de hecho los servicios de salud de varias comunidades autónomas así lo han venido entendiendo. También ha habido otras comunidades que les han negado este tipo de tratamientos. Especial interés al respecto tiene la polémica que rodeó en 2011 la exclusión de dos mujeres lesbianas en Asturias, ya que hace pocos días el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad daba la razón a una de las mujeres, al considerar que había sido objeto de discriminación.
¿Se pedirá acaso a las mujeres con pareja masculina que prueben con otro varón?
Otro dato que permite adivinar que las intenciones del Ministerio van más allá de tratar a las mujeres estériles y persiguen primar el modelo familiar tradicional es el hecho de que se exija, para acceder a estos servicios, no tener más de 40 años en el caso de la mujer y “no más de 55 en el caso de los hombres”. Más allá de la opinión que pueda merecer la limitación de edad, ello da a entender que la pareja heterosexual sí será considerada como una unidad. ¿O acaso el Gobierno del PP tiene intención, en aquellos casos en los que la causa de la infertilidad esté en el varón, de negar la prestación a la mujer y recomendarle que se busque otro hombre que la deje embarazada?
Fuente: Ana Mato: “la falta de varón no es un problema médico”