Esta hubiera sido la sexta marcha del Orgullo de Sofía, pero tanto los responsables de la organización como el ayuntamiento llegaron al acuerdo de suspenderla debido a las continuas manifestaciones y actos de protesta que se suceden en la capital. Sin embargo, el resto de actividades programadas para la semana del Orgullo siguen en pie. Los organizadores, sin fijar aún una fecha concreta, estiman que el desfile podrá celebrarse en el próximo otoño. Según su portavoz, “hubiera sido egoísta e irresponsable por nuestra parte tener el conocimiento del peligro e ignorarlo”, aludiendo al temor de que la marcha pudiera haber sido utilizada torticeramente por los opositores a los derechos LGTB para ocasionar disturbios y poner en peligro la seguridad de los participantes.
Asociaciones de defensa de los derechos LGTB como el Comité Búlgaro de Helsinki han criticado la medida, viendo detrás de ella el poder de la iglesia ortodoxa. La semana anterior, igual que en años anteriores, se sucedieron las condenas al desfile por parte del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, que hacía llegar unas declaraciones en las que estimaba que la marcha del Orgullo “pone en peligro los fundamentos morales de nuestra sociedad y la salud de nuestros niños y de la nación búlgara en su conjunto”. A la habitual animosidad de los ortodoxos, hay que añadir que el 22 de junio es uno de los cuatro días dedicados por este culto religioso a conmemorar a los difuntos.
El Comité Búlgaro de Helsinki criticaba también que no se hubieran cancelado las manifestaciones homófobas programadas. Y efectivamente, el día 22 desfilaron por las calles de Sofía unas 50 personas en apoyo de “la familia cristiana” y a favor de una ley que prohíba la “propaganda homosexual” semejante a la aprobada recientemente por el Parlamento ruso. A su vez, trascurrieron por la capital diversas manifestaciones en contra de la corrupción gubernamental, a semejanza de las que se han desarrollado en los últimos días. Los organizadores del Orgullo aprovecharon para repartir entre los participantes de estas manifestaciones antigubernamentales unas mil banderas, que llevaban por uno de sus lados los colores del arcoíris y por el otro los de la insignia búlgara.
Hubo que lamentar un incidente cuando Elena Vatashka, conocida homófoba y presidenta de la Asociación de Aficionados al Fútbol de Bulgaria, acompañada de otros miembros de su grupo, intentó arrebatar las banderas a los activistas LGTB. Tan solo cejaron en su empeño tras ser abucheados por el resto de participantes en la manifestación. La semana pasada, miembros de esta asociación futbolística irrumpieron en una sala del Festival de Cine Gay de Plovdiv, deteniendo la proyección de la película y rompiendo parte del material, a los gritos de “películas de maricones”. Elena Vatashka fue responsable, a principios de este año, de recoger unas 10.000 firmas para solicitar la prohibición de los actos del Orgullo. También es candidata del ultraderechista Movimiento Nacional Búlgaro.
Fuente: Controvertida cancelación del Orgullo de Sofía por motivos de seguridad