La petición de referéndum ha sido secundada ya por más de 700.000 firmas, lo que constituye más de una quinta parte del cuerpo electoral croata (un país de apenas cuatro millones y medio de habitantes). Ello ha sido posible gracias a la fuerte movilización de los sectores católicos, muy influyentes en el país balcánico.
La campaña, de la que informamos por primera vez a finales de mayo, nació al parecer para oponerse a la introducción de la educación sexual en la escuela, pero viró rápidamente hacia el matrimonio igualitario tras llegar a Croacia los ecos de lo sucedido en Francia, un país en el que la fortísima oposición al matrimonio igualitario por parte de la derecha política y de sectores católicos ha sorprendido al mundo. No deja de ser paradójico, en cualquier caso, dado que en Croacia ni hay matrimonio igualitario ni se esperaba una proposición en ese sentido. Lo máximo que se ha llegado hasta la fecha a plantear es un reconocimiento jurídico limitado de las parejas del mismo sexo, en el sentido de concederles algunos de los derechos de los que gozan las parejas casadas.
El referéndum, conviene precisar, no ha sido aún convocado oficialmente, aunque las firmas reunidas son ya más del doble de las que exige la ley. Debe ser el Parlamento el que lo haga, y este podría consultar antes a la Corte Constitucional. Algunos parlamentarios reclaman que incluso en el caso de celebración de un referéndum la modificación requeriría además una mayoría de dos tercios en el Parlamento (la necesaria para cambiar la Constitución por vía parlamentaria) pero la simple sugerencia ha provocado la reacción indignada de los grupos homófobos. Otra posibilidad que se debate es que los cambios en la Constitución que afecten a los derechos fundamentales no puedan ser sometidos a referéndum. Lo cierto es que el asunto amenaza con provocar una seria crisis política.
La posibilidad de éxito en un referéndum contra el matrimonio igualitario estaría además animando a los sectores católicos, que ven en esta vía una forma de modificar la Constitución a su medida. Esto es así porque en la actualidad la ley croata no exige una participación mínima en las consultas para que estas sean vinculantes. La legislación fue precisamente modificada para garantizar el éxito del referéndum de incorporación a la Unión Europea celebrado el pasado año, y ahora puede suponer que una minoría de la población, fuertemente motivada, puede imponer cambios constitucionales frente a una mayoría desmovilizada. Ya se escuchan voces alertando de que el próximo objetivo sería la prohibición del aborto. Los promotores de la iniciativa de referéndum contra el matrimonio igualitario, articulados en torno a un grupo autodenominado En el nombre de la familia, lo niegan, al igual que niegan que la iglesia católica como tal esté detrás de la iniciativa. También aseguran no ser homófobos. Según ellos, de lo que se trata es de que “las relaciones homosexuales no sean definidas como matrimonio, porque eso no es matrimonio”, en palabras de una de las fundadoras del grupo, Zeljka Markic.
Defensores de los derechos civiles y grupos LGTB, mientras tanto, expresan su oposición a la iniciativa. Este próximo sábado, precisamente, saldrán a las calles de Zagreb, la capital croata, para celebrar una más reivindicativa que nunca marcha del Orgullo LGTB. El pasado fin de semana fue el turno de Split, la segunda ciudad croata, a cuya marcha acudieron tanto el alcalde como el ministro croata de Exteriores (hace dos años, precisamente, el Orgullo LGTB de Split fue víctima de la ira de los manifestantes de extrema derecha, que impidieron su celebración).
Fuente:A punto de entrar en la Unión Europea, Croacia se suma a la ola homófoba: posible referéndum contra el matrimonio igualitario