El presidente francés, Fraçois Hollande, ha entrado al trapo en la guerra dialéctica abierta entre su Gobierno y la Iglesia católica acerca de la celebración de debates en los colegios sobre la ley que regulará el matrimonio gay. Hollande defendió hoy la postura de su ministro de Educación, Vincent Peillon, que insta a las escuelas católicas, en las que estudian uno de cada cinco alumnos en todo el país, a que se mantengan neutrales en el debate. "La separación legal de Iglesia y Estado es un grito de guerra secular para Francia", afirmó el jefe del ejecutivo.
La polémica comenzó cuando el ministro de educación afirmó en un escrito que la escuela católica, que recibe gran parte del subsidio del Estado, se equivoca al instar a que en sus colegios se discuta sobre el matrimonio homosexual con los alumnos. "El sistema de educación debe respetar el principio de neutralidad y la libertad de conciencia de todos", afirmó en una carta enviada a las autoridades educativas regionales que supervisan tanto las estatales como a las privadas.
Peillon subrayó que su deber es examinar los debates católicos e informar sobre cualquier punto de vista antihomosexual que salga a la luz en ellos. También requirió extrema precaución en este asunto porque los jóvenes homosexuales son cinco veces más propensos a suicidarse que los jóvenes heterosexuales.
Fuerte capacidad de movilización de la Iglesia
Las opiniones de los partidarios y detractores del ministro Peillon han dominado los titulares de las portadas del domingo en los medios franceses, justo una semana antes de que se produzca una manifestación en contra de la ley por parte de la Iglesia católica en París. Según los organizadores, un máximo de medio millón de personas respaldarían la manifestación y se oponen a cualquier cambio en el matrimonio tradicional. El escenario escogido para unir las protestas será la Torre Eiffel y se prevé que participarán personas llegadas desde diferentes puntos del país.
Pese a que son pocos los franceses católicos practicantes que tradicionalmente asisten a misa los domingos, la Iglesia todavía tiene gran capacidad de convocatoria de multitudes. Los datos muestran que incluso tiene mayor poder que las marchas de las protestas políticas cuando sus intereses fundamentales se ven amenazados.
Por su parte, los conservadores también han puesto el grito en el cielo tras hacerse públicas las grabaciones en las que la portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, elogiaba en un colegio público la reforma del matrimonio como un avance hacia la mayor libertad.
La mayoría aprueba el matrimonio gay
Algunos sondeos muestran que el 60% de los franceses son favorables a la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo, que el Gobierno planea legalizar en junio, pero poco menos del 50% son los partidarios de que se otorgue también el derecho a la adopción. Aunque una nueva encuesta refleja que el 69% quiere que la decisión sea refrendada, a lo que las religiones mayoritarias -católicos, musulmanes, protestantes, judíos y cristianos ortodoxos- se han opuesto.
Esta polémica llega en un momento en el que destaca la creciente impopularidad del presidente francés y su Gobierno. Las últimas encuestas apuntan a que el 75% de los votantes dudan de que Hollande pueda cumplir con sus promesas de Año Nuevo y creen que volverá a aumentar el desempleo en el país vecino.
Francia sería el duodécimo país del mundo en legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Argentina, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Islandia, Países Bajos, Noruega, Portugal, Suráfrica, España y Suecia son el resto de naciones donde ya ha entrado en vigor.
Fuente: Hollande defiende la Francia laica ante el intento de la Iglesia de debatir sobre bodas gays en las escuelas