El calvario de Lamine comenzó en 2008, cuando su imagen apareció en el reportaje de una revista local sobre una ceremonia simbólica de matrimonio entre dos hombres. Como consecuencia, el joven fue golpeado y rociado con agua hirviendo y empezó a recibir amenazas de sus hermanos y los amigos de estos de lo quemarían vivo“con neumáticos y gasolina”. Lamine huyó al país vecino de Gambia, donde el pasado mes de abril se unió a otros gays exiliados que se enfrentaron al ultimátum del presidente del país, Yaya Jameh, para que abandonaran el país.
El joven tuvo entonces que regresar a Senegal, desde donde intentó sin éxito conseguir un visado de turista para Francia o Bélgica. Sin otra posibilidad, decidió arriesgarse y volar a Toulouse con documentación falsa. A su llegada al aeropuerto el pasado 21 de julio, la policía fronteriza francesa insistió en devolverlo al avión que lo había traído, pero los llantos de Lamine hicieron desistir a los agentes. El joven fue entonces sometido a un interrogatorio telefónico de quince minutos de duración por la oficina de refugiados, que rechazaron su petición de asilo por la carencia de pruebas y su “discurso desorganizado”. El ministerio del Interior confirmó el dictamen dos días más tarde.
Por suerte, Lamine contó entonces con la ayuda de la Asociación Nacional de Asistencia Fronteriza a Extranjeros (ANAFÉ), que presentó un recurso contra la decisión en un tribunal de París alegando varios errores procesales, como obligar al senegalés a firmar documentos sin darle tiempo para leerlos o no ofrecerle asistencia médica. La justicia ha acabado dando la razón a ANAFÉ y a Lamine, quien ahora podrá presentar una nueva solicitud de asilo e intentar convencer a las autoridades francesas del peligro que corre en su país de origen a causa de su orientación sexual.
Lo cierto es que las personas LGTB que huyen de sus países de origen buscando una vida libre de amenazas suelen encontrarse con grandes dificultades cuando llegan a países europeos. En dosmanzanas nos hemos hecho eco de varias de estas intolerables situaciones, como las del nigeriano John Abraham y del ugandés Kalanzi Marvin Richard, así como del iraquí Azad Hassan Rasol. En este último caso, el tribunal noruego encargado de su petición de asilo le aconsejó también “volver a casa y ser discreto” obedeciendo “las normas socio-culturales de Irak“. De forma similar, un tribunal suizo decretó el año pasado la deportación de un ciudadano iraní argumentando falsamente que en Irán no se da ninguna “discriminación sistemática” contra los homosexuales. Los casos más recientes que hemos recogido son el de una lesbiana iraní que podría ser expulsada de Alemania, y el de una persona transexual colombiana amenazada en su país y a la que la Audiencia Nacional española le ha denegado también el asilo.
Fuente: Un joven gay senegalés amenazado podrá permanecer en Francia por el momento