Otra «malicia del pecado» es la que sufren los hombres y mujeres casados que conocen a otra persona en su trabajo y que, con el tiempo y la convivencia, «se despierta en su corazón la atracción», lo que puede llevar a «todo un proceso que haga de ellos como si fueran marido y mujer llevando una vida conyugal». «Es el engaño, porque no es su mujer, no es su marido, es una injusticia porque ha prometido fidelidad», ha continuado el obispo.
También lo sufren los jóvenes que «les ves con su bolsas de plástico los fines de semana, cargados con botellas de alcohol, que piensan que van a descubrir el paraíso» y que, según ha dicho ha comprobado, salen de las discotecas como «cadáveres ambulantes. «No se pueden corromper las personas, ni siquiera con mensajes falsos», ha subrayado el obispo, quien ha realizado en otras ocasiones declaraciones que han sembrado la polémica en diversos colectivos.
El pasado 13 de diciembre dijo que la Iglesia iba a proponer la familia cristiana como única respuesta posible a la «sociedad enferma» y la «gran crisis de humanidad, moral, social y económica que estamos viviendo». El pasado año, el 1 de febrero, defendió el matrimonio porque, según dijo, «es el mejor negocio de las personas». Y días antes, el 27 de diciembre de 2010 vinculó la violencia de género a la perdida de la familia tradicional.
La violencia doméstica se da sobretodo en aquellos procesos de separación y divorcio, en aquellos procesos de litigio, «de manera que los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia domestica que aquellos que son parejas de hecho o personas que viven inestablemente», afirmó en esa ocasión el prelado.
Fuente:El obispo Reig Plá arremete contra la homosexualidad en una misa de TVE
Comentario