Fuente: sentidog.com
Por Leo Cerrud y Eugenio Mate – (Revista Zero)
Desde el Neolítico hasta nuestro siglo XXI, la practica del tatuaje siempre fue por causas ornamentales, con una finalidad muy clara: pertenecer a grupos superiores, identificarse con grupos distintos, gremios de trabajo... Finalmente entre los siglos XVIII y XIX terminó siendo relegado a ámbitos marginales, tipo marineros, piratas, legionarios, ladrones, presidiarios y toda esa caterva que completan la canallada social.
Durante los años 50 y 60, con el surgimiento de las tribus urbanas, se recupera este arte decorativo reivindicando el espíritu romántico, bohemio y libertario pero siempre utilizándolo como una forma de revulsivo social, algo que, a todas luces, remitía a la memoria bienpensante el origen y la simbología del tatuaje recordando inevitablemente a cárceles y mazmorras. Algunos pocos se atrevieron a romper tabúes y gracias a ellos el tatuaje se ha convertido en lo que es ahora: una opción estético-ornamental mas, tan valida como cualquier otra.
Durante los 70, los tatuadores consiguieron darle a la profesión un carácter artístico, y en los 80 empiezan tímidamente a surgir estudios de tatuajes en las grandes ciudades europeas y americanas, listas para recibir lo que fue el gran boom de los 90. Fue en la pasada década el salto oficial del tatuaje a las más prestigiosas pasarelas de moda, y la increíble masificacion liderada, por supuesto, por los gays, pioneros en casi todo, que permitió que el gran publico tuviera fácil acceso a esa herencia directa de la marginalidad más canalla.
En el Egipto de los faraones, hace mas de cuatro mil años, los tatuajes con henna solo los podían llevar la dinastía real, tatuajes que actualmente se maquillan sobre el cuerpo las jóvenes de las familias más pudientes antes de la ceremonia nupcial. Se denomina “Noche de la henna”, y e una despedida de soltera en la que la novia y amigas son tatuadas por una profesional del tatuaje con esta clase de tinta. La henna, como todo en la vida, se desvanece, pero los tatuajes hechos con técnicas más punzantes quedan para toda la vida.
En todo el mundo se hacen tatuajes, y las condiciones tanto de tatuadores como de tatuados deben ser las mismas: regulación y prevención de riesgos para unos, y un control riguroso de higiene y profilaxis para otros. Para que un profesional del “tatu”, o del piercing, pueda abrir un estudio es imperativo que adopte unas condiciones mínimas sanitarias y de prevención que deberán ser reguladas mediante inspecciones muy exhaustivas.
Un tatuaje es para toda la vida, y puede decir mucho de tu personalidad. Tener un diseño original es lo ideal. Si no estas seguro de lo que quieres, mas vale pensarlo mejor. A un tatuaje hay que darle historia y personalidad. Hay quienes dicen que es mejor tatuarse zonas del cuerpo que no te veas con facilidad, como la espalda o la parte de atrás de las piernas.
¿Pueden quitarse? Cuando se rompe el “amor” siempre quedará el “laser”, el tratamiento mas utilizado aunque no el único. El método más eficaz es el láser, suele combinar distintos aparatos para adaptarse a la pigmentación de la piel. Puede llevar meses eliminar un tatuaje.
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