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Se cumplieron los peores augurios. Las autoridades serbias han prohibido finalmente la celebración de la marcha del Orgullo LGTB que iba a tener lugar este domingo en Belgrado, cediendo a las amenazas de grupos de extrema derecha que habían amenazado con convertir el barrio gubernamental de la capital serbia en un infierno en llamas.
Ante el temor de que ultranacionalistas y radicales ortodoxos repitieran, y con mayor intensidad, los graves desórdenes que ya protagonizaron el año pasado (y que provocaron más de un centenar de heridos), la Policía serbia ha preferido ceder al chantaje y prohibir la celebración en lugar de reforzar la seguridad, tal y como por otra parte había pedido el alcalde de la ciudad, Dragan Đilas, y la iglesia ortodoxa serbia, que había calificado la marcha como “vergonzosa”. El Orgullo de Belgrado vuelve, de esta manera, a ser suspendido poco antes de su celebración, como ya sucediera en 2009.
De poco han servido las peticiones tanto de grupos LGTB como de organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional, que hace pocos días llamaba a presionar a las autoridades serbias para que garantizaran la celebración. Tampoco parece ha sido suficiente el apoyo político: tanto el Presidente de la República, Boris Tadić (que pertenece al Partido Democrático, de tendencia socialdemócrata, cuyo principal empeño es normalizar la situación política serbia y conseguir la integración en la Unión Europea) como el Gobierno han insistido en los últimos años en la necesidad de que los ciudadanos LGTB puedan manifestarse libremente. El año pasado, de hecho, el ministro para los Derechos Humanos y de las Minorías Svetozar Čiplić y otros miembros del Gobierno y diputados serbios estuvieron presentes en la marcha.
El de este domingo era el cuarto intento de organización de una marcha del Orgullo LGTB en Belgrado, tras los de 2001 (violentamente interrumpido por contramanifestantes), 2009 y 2010. Este último ha sido, de hecho, el único que se ha podido celebrar, pese a los graves incidentes.
Fuente: Serbia cede al chantaje de los ultras y prohíbe el Orgullo de Belgrado
Ante el temor de que ultranacionalistas y radicales ortodoxos repitieran, y con mayor intensidad, los graves desórdenes que ya protagonizaron el año pasado (y que provocaron más de un centenar de heridos), la Policía serbia ha preferido ceder al chantaje y prohibir la celebración en lugar de reforzar la seguridad, tal y como por otra parte había pedido el alcalde de la ciudad, Dragan Đilas, y la iglesia ortodoxa serbia, que había calificado la marcha como “vergonzosa”. El Orgullo de Belgrado vuelve, de esta manera, a ser suspendido poco antes de su celebración, como ya sucediera en 2009.
De poco han servido las peticiones tanto de grupos LGTB como de organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional, que hace pocos días llamaba a presionar a las autoridades serbias para que garantizaran la celebración. Tampoco parece ha sido suficiente el apoyo político: tanto el Presidente de la República, Boris Tadić (que pertenece al Partido Democrático, de tendencia socialdemócrata, cuyo principal empeño es normalizar la situación política serbia y conseguir la integración en la Unión Europea) como el Gobierno han insistido en los últimos años en la necesidad de que los ciudadanos LGTB puedan manifestarse libremente. El año pasado, de hecho, el ministro para los Derechos Humanos y de las Minorías Svetozar Čiplić y otros miembros del Gobierno y diputados serbios estuvieron presentes en la marcha.
El de este domingo era el cuarto intento de organización de una marcha del Orgullo LGTB en Belgrado, tras los de 2001 (violentamente interrumpido por contramanifestantes), 2009 y 2010. Este último ha sido, de hecho, el único que se ha podido celebrar, pese a los graves incidentes.
Fuente: Serbia cede al chantaje de los ultras y prohíbe el Orgullo de Belgrado
