Fuente:http://www.jornada.unam.mx/2005/08/30/043n2soc.php
ALMA E. MUÑOZ
Por primera vez, una instancia gubernamental se pronunció abiertamente para defender a un trabajador despedido por homofobia. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) aceptó la defensa de Roberto Mendoza, quien desempeñó altos puestos directivos en Coca-Cola Femsa y, cuando públicamente se declaró homosexual, fue perdiendo peso en la empresa hasta que fue despedido.
El afectado se considera altamente capacitado para desarrollar actividades relacionadas con su profesión (ingeniería mecánica y eléctrica), pero sospecha que pudo ser boletinado por la trasnacional, en concreto por el director corporativo de recursos humanos, Eulalio Cerda Delgadillo, porque a la fecha, tras su despido de la empresa, este año, no encuentra empleo.
La determinación del Conapred se dio a conocer ayer en conferencia de prensa, en la cual Roberto Mendoza detalló su paso por la segunda embotelladora más grande del mundo. Ingresó a la misma como gerente corporativo de empacotecnia, en marzo de 1998. Dos años después se le ofreció el puesto de gerente general de abastecimiento México y más adelante se le nombró responsable de abastecimientos para la División Latincentro, con base en San José de Costa Rica, adonde se trasladó en compañía de su pareja, con quien ya sostenía una relación de cinco años. Se le pidió regresar a las oficinas corporativas en la ciudad de México con el cargo de director de desarrollo tecnológico, pero a su llegada la oferta fue como gerente de empacotecnia, con lo cual se le redujo sustancialmente el sueldo, hasta que finalmente se le despidió.
Apuntó que durante los siete años que laboró para Coca-Cola Femsa generó a la firma ahorros superiores a 40 millones de dólares, pero "al hacer pública su preferencia sexual le fueron restringidas sus oportunidades de acceso, permanencia y ascenso en el empleo". Aunque la liquidación que recibió fue conforme a la ley, presentó su queja por daño moral.
En representación del Conapred, José Luis Gutiérrez Espíndola, condenó la acción y mencionó que el organismo buscó por todos los medios a su alcance atender la problemática, pero la empresa se negó a reconocer el hecho como un acto discriminatorio y, por tanto, someterse a un proceso conciliatorio. Definió a la trasnacional como "una empresa sólo volcada al lucro, a la generación de ganancias, pero omisa en el respeto a los derechos humanos".
Arturo Díaz Betancourt, defensor público de los derechos de la comunidad gay, coincidió con la descripción, la cual se enmarca, apuntó, en la doble moral que persiste en México, de la cual los empresarios son ejemplo, porque en el país "no hay una responsabilidad social para vencer la discriminación".
Finalmente, Vilma Ramírez Santiago, directora general de quejas y reclamaciones, indicó que el Conapred recibió hasta el momento 11 denuncias de actos discriminatorios por preferencia sexual en pequeñas empresas, incluso familiares, pero ninguna del alcance de la trasnacional refresquera.