Masivo respaldo de los votantes de Liechtenstein a la ley que permitirá las uniones civiles entre parejas del mismo sexo en ese pequeño estado europeo. Un 68’8% ha votado a favor, frente a un 31’2% que ha votado en contra. Todos los distritos del pequeño país han votado, de hecho, a favor. Sin duda, un duro golpe a los grupos católicos que se habían opuesto a la medida. La ley fue aprobada en marzo por unanimidad de las fuerzas políticas representadas en el Landtag (Parlamento) del Principado de Liechtenstein, y concede a las parejas del mismo sexo derechos similares a los de los matrimonios heterosexuales en terrenos como la herencia, seguridad social y pensiones de jubilación, normativa de inmigración y naturalización, así como en el terreno fiscal. Quedan fuera de la regulación tanto la adopción como el acceso a los procedimientos de reproducción asistida.
La aprobación de la ley supuso un importante avance en un país en el que el Príncipe todavía mantiene importantes cotas de poder político real y las decisiones parlamentarias suelen basarse en el acuerdo entre los dos grandes partidos, ambos de carácter conservador. Pese a ello, fue desafiada en referéndum por Vox Populi, una organización constituida al efecto. La convocatoria fue recibida con alegría por Credo, organización católica que había encarnado la oposición a la ley pero que se había mostrado reacia a la idea de promover por sí misma un referéndum. Recordemos que hace apenas cuatro años, en 2007, el arzobispo de Vaduz, Wolfgang Haas, había declarado que “la homosexualidad es un pecado grave” y que “el reconocimiento de un pecado es un escándalo”.
El principado de Liechtenstein adopta así una regulación equivalente a la de sus dos países vecinos, Suiza y Austria. El Parlamento de Austria aprobó su ley de uniones en diciembre de 2009, mientras que Suiza lo hizo, también en referéndum, en junio de 2005 (los votantes suizos aprobaron entonces la ley por un 58% de votos a favor y un 42% en contra).