Enviado Flick el 15 junio 2011
El pasado viernes tuvo lugar en Bilbao el juicio a cuatro de los menores que el 31 de octubre de 2010 agredieron en la capital vizcaína a dos jóvenes gays. Como recogíamos entonces, uno de ellos sufrió heridas graves por arma blanca. El quinto menor participante en la agresión no fue juzgado, al ser entonces menor de 14 años, aunque estuvo presente en el juicio como testigo.
La agresión se produjo en en las inmediaciones del ascensor que une el barrio de Begoña y el Casco Viejo, cuando el grupo de adolescentes rodeó a las víctimas. “Llegaron insultándonos, nos llamaban maricones y demás insultos homófobos, y nos rodearon”, relata uno de los agredidos. “Era un círculo perfecto, que no nos dejaba salir. De pronto, noté un golpe en la espalda y, cuando me toqué y vi sangre, le dije a mi compañero que teníamos que salir de allí sin pensarlo. Vimos un hueco y echamos a correr, pero mi compañero tropezó y le pillaron en el suelo. Le dieron patadas y, entonces, uno de ellos se fue a él con una navaja y se la clavó en el estómago. No sé cómo, ni qué hice, pero sea lo que fuera les asusté y echaron a correr. Yo llamé a la Ertzaintza y me fui tras ellos”. Los agresores fueron finalmente detenidos.
“No me han dejado ser dueño de mi vida. Nos han sacado del armario a punta de navaja, porque en mi entorno, sobre todo laboral, no se sabía que era gay y ahora, con lo que pasó, todo el mundo lo sabe. Hemos tenido que dejar de estudiar, porque tras la agresión han sido muchos momentos de nervios. No duermo, y menos la noche anterior al juicio, de hecho, me han diagnosticado un estrés postraumático. Mi compañero estuvo un mes debatiéndose entre la vida y la muerte y, ahora, tiene problemas respiratorios”, añade el joven, explicando hasta qué punto la agresión les ha marcado.
Los menores reconocieron su participación en los hechos y admitieron que sabían que el presunto agresor material llevaba una navaja. Según declararon ante el juez, no tenían intención de robar ni de matar, pero “se les fue de las manos”. Se trata, por cierto, de cinco menores con numerosos problemas judiciales, que han pasado ya por varios centros de menores.