A pesar de las amenazas de cisma de su sector más conservador, la asamblea general de la iglesia de Escocia -la confesión religiosa más importante de ese país, políticamente integrado en el Reino Unido- ha aprobado este lunes la ordenación de pastores abiertamente homosexuales. Se pone así fin a la moratoria de dos años que la iglesia se había puesto a sí misma, después de que en 2009 Scott Rennie (en la imagen), abiertamente gay y que mantiene una relación estable, fuera ordenado pastor de una parroquia en Aberdeen.
La iglesia de Escocia es una iglesia presbiteriana que carece de obispos, y las decisiones se toman por votación en la asamblea general. En mayo de 2009 la asamblea decidió por 326 a 267 confirmar a Rennie como pastor de su congregación, la parroquia de Queen’s Cross en Aberdeen. Con posterioridad a la ordenación de Rennie, el sector conservador consiguió imponer una moratoria de dos años bajo amenaza de ruptura. Una moratoria que, como informamos posteriormente, fue parcialmente desafiada por el Presbiterio de Hamilton al proponer a otro gay unido civilmente como candidato a formarse como pastor (periodo de formación que dura aproximadamente cuatro años).
Ahora, y pese a las amenazas de cisma del sector más conservador de las que informábamos hace ahora un mes, la asamblea general ha decidido dar por fin el paso y levantar la moratoria. Una buena noticia, dado que la opción de decretar una nueva moratoria había cobrado fuerza. La asamblea ha decidido además permitir a los clérigos homosexuales ser sexualmente activos, siempre y cuando cuenten con pareja estable (como es, por cierto, el caso de Scott Rennie), así como aceptar que contraigan unión civil.
La decisión se materializa precisamente pocos días después de que otra importante iglesia presbiteriana, la de Estados Unidos (que con más de dos millones de fieles es una de las confesiones cristianas más importantes del país) aprobara a su vez la ordenación de pastores homosexuales que mantengan relaciones de pareja (esta iglesia ya permitía la ordenación de homosexuales, siempre que se mantuvieran célibes).