Enviado Flick el 19 mayo 2011
La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, ha dado la voz de alarma. Los crímenes de odio contra las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales van en aumento, desde Nueva York a Brasil, desde Honduras a Sudáfrica. Pillay ha urgido a los Gobiernos del mundo a dar pasos más ambiciosos para acabar con la discriminación y el prejuicio basados en la orientación sexual y la identidad de género. Un mundo en el cual, además, más de 70 países criminalizan aún la homosexualidad.
En un mensaje grabado con ocasión del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, Pillay ha señalado que estas no son distintas al sexismo, la misoginia, el racismo y la xenofobia, pero que existe una diferencia muy evidente en cómo se están abordando. “Mientras que estas últimas formas de prejuicio son universalmente condenadas por los Gobiernos, la homofobia y la transfobia son con demasiada frecuencia pasadas por alto“, ha dicho. “La historia nos ha enseñado el terrible precio humano de la discriminación y el prejuicio. Nadie tiene derecho a tratar a un grupo humano como menos valioso o menos merecedor de respeto. Todos y cada uno de nosotros merecemos los mismos derechos, el mismo respeto y el mismo tratamiento ético, independientemente de nuestra orientación sexual o nuestra identidad de género“, ha continuado.
Naciones Unidas: tímidos avances
Lo cierto es que Navanethem Pillay siempre se ha mostrado rotunda a la hora de condenar las leyes homófobas. “Criminalizar a las personas en función de su color o de su sexo es ya impensable en una mayoría de países. Lo mismo debería aplicarse cuando hablamos de la orientación sexual de un individuo”, declaraba en su momento en referencia al proyecto ugandés de castigar la homosexualidad con cadena perpetua o muerte. Meses más tarde, sin embargo, la propia Uganda era elegida miembro del Consejo de Derechos Humanos de la organización…
Pese a todo, Naciones Unidas protagoniza muy poco a poco tímidos avances por lo que a los derechos LGTB se refiere. En diciembre de 2008, y por primera vez en la historia, sesenta y seis estados miembros apoyaron un llamamiento que urgía a la despenalización universal de la homosexualidad. Ni los países de mayoría musulmana, ni Estados Unidos (que se sumó después, tras la toma de posesión del Presidente Obama), ni Rusia ni China lo apoyaron. Tampoco lo hizo la representación permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas, que de hecho se movilizó muy activamente en contra de aquel documento. También progresa, aunque a un ritmo muy lento, la aceptación de organizaciones LGTB en sus organismos consultivos. En julio de año pasado, por ejemplo, la International Gay and Lesbian Human Rights Commission (IGLHRC), fue por fin aceptada como miembro consultivo del Consejo Económico y Social (ECOSOC) tras un proceso de tres años. El propio secretario general de Naciones Unidas, el coreano Ban Ki-moon, hacía hace pocos meses hecho un llamamiento a todos los países a abolir las leyes discriminatorias contra gays y lesbianas.
Otros detacados pronunciamientos
El de Pillay no ha sido el único pronunciamiento destacado a nivel internacional contra la homofobia y la transfobia con ocasión de la conmemoración del 17 de mayo.
Entre otros podemos destacar también el de Michel Sidibé, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), el de la secretaria de estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el del secretario general del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland o el del presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, por mencionar solo algunos de los más destacados.