Parece que Malawi, pequeño país que hace unos meses se situó en la cresta de la ola homófoba que recorre África, no quiere perder esa triste posición. El Presidente del país, Bingu wa Mutharika, acaba de promulgar una reforma de su Código Penal para castigar con penas de hasta cinco años de cárcel las relaciones homosexuales femeninas, que hasta ahora no eran consideradas delito. La modificación legal, aprobada a finales de 2010 por el Parlamento de Malawi, habría sido promovida -y no es una broma macabra- para poner punto final a la “discriminación” que suponía que solo las relaciones homosexuales masculinas estuvieran castigadas. Malawi se convierte así en uno de los pocos países africanos que, a diferencia de lo que sucede con los varones, criminalizan explícitamente la homosexualidad femenina, considerada (al igual que la masculina) una“importación occidental”.
La reforma legal, no demasiado divulgada hasta ahora, ha merecido las criticas de Markus Löning, comisario del Gobierno federal alemán para los derechos humanos. Criticas que vienen a coincidir en el tiempo con la reducción de la ayuda económica a Malawi de Alemania, uno de los principales donantes de fondos al país africano, debido al reiterado incumplimiento de las promesas de democratización.
Malawi fue noticia destacada en dosmanzanas hace meses debido al humillante juicio a Steven Monjenza y Tiwonge Chimlabanga, una apreja acusada de actos “contra natura e indecencia grave”. Una historia que en su momento seguimos con detalle y que acabó con la concesión del perdón presidencial tras la fuerte presión internacional.