La Corte Metropolitana de Budapest ha autorizado la celebración, el próximo 18 de junio, del Orgullo LGTB, cuya prohibición había sido decretada por el supuesto trastorno de tráfico que suponía. Activistas LGTB, convencidos de que la prohibición tenía una intencionalidad política, habían apelado a los tribunales. Como informábamos hace pocos días, el actual contexto político húngaro no es precisamente receptivo a las reivindicaciones LGTB. El Gobierno del Fidesz (derecha conservadora), que cuenta con una importante mayoría parlamentaria tras las últimas elecciones -que le permite reformar la Constitución a su antojo- ha puesto en marcha una reforma constitucional que entre otros puntos consagrará la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Aunque la marcha había sido previamente autorizada, la solicitud de los convocantes de ampliarla y poder llegar hasta el histórico edificio del Parlamento para protestar por esta reforma consitucional había dado lugar a la prohibición, ahora anulada por la Justicia húngara. “La decisión de la Corte es una victoria no sólo para la comunidad LGTB, sino para el derecho de reunión de todos los húngaros a la libre reunión”, se ha felicitado Boris Dittrich, de la organización Human Rights Watch.
Se da la circunstancia de que Hungría ejerce en estos momentos la Presidencia de la Unión Europea, que ha venido a coincidir además con la polémica desencadenada por el Gobierno húngaro con su nueva “ley mordaza”, que impone el control sobre los medios de comunicación escritos y online. Una ley que ha prometido reformar tras las protestas internacionales.
En Hungría, las parejas del mismo sexo pueden contraer unión civil, gracias a una ley aprobada por socialistas (y los minoritarios liberales) antes de las elecciones, y que tiene además el aval del propio Tribunal Constitucional húngaro, pese a que el Fidesz, ahora en el poder, se opuso de forma rotunda.