Enviado Flick el 11 enero 2011
Nuevo año, viejos discursos. Joseph Ratzinger ha aprovechado su discurso anual al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede para lanzar un duro ataque contra los programas de educación cívica y sexual “en algunos países europeos”, que no ha dudado en incluir entre los ataques a la libertad religiosa junto, por ejemplo, a los atentados contra cristianos en países como Irak o Egipto.
Ratzinger ha aludido a la “amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, donde se ha impuesto la participación en cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra pero que, en realidad, reflejan una antropología contraria a la fe y la justa razón”. Según Ratzinger, se trataría de oponer al derecho a la libertad religiosa unos derechos “pretendidamente nuevos, promovidos activamente por ciertos sectores de la sociedad e incluidos en las legislaciones nacionales o en directivas internacionales, pero que no son, en realidad, más que la expresión de deseos egoístas que no encuentran fundamento en la auténtica naturaleza humana”.
Aunque no ha mencionado lugares concretos, no han faltado los analistas que consideran que el Papa católico se refería, de forma velada, a España y a la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
La FELGTB lamenta las palabras de Razinger
La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha emitido este martes una nota de prensa en la que lamenta las palabras del Papa. “La oposición sistemática del Vaticano a la educación sexual de la población así como al uso de preservativos como medida preventiva para evitar infecciones de transmisión sexual, el VIH o los embarazos no deseados, es una muestra más de su concepción negativa y pecaminosa de la sexualidad humana, así como una muestra de menosprecio por la salud sexual y reproductiva de las personas”, expresa dicha organización. Su coordinador de Asuntos Religiosos, Juan Antonio Férriz, ha expresado que “creemos que la oficialidad de la Iglesia Católica y el resto de las confesiones religiosas pueden y deben jugar un papel más activo y positivo en la respuesta a la infección por VIH/sida que pasa, entre otras cosas, por reconocer el valor intrínsecamente positivo de la sexualidad humana, la diversidad en las formas de vivencia y expresión de la misma y moralmente tan válidas como cualquier otra”.
Antonio Poveda, presidente de la Federación, ha acusado a la iglesia católica de querer “imponer a toda la ciudadanía su moralina, vistiéndola de razón, y condenando las actuaciones de gobiernos democráticos que, como el nuestro, han aprobado leyes que reconocen la importancia de la salud y la educación sexual”.
La homofobia de la jerarquía católica alcanza niveles de esperpento
Las palabras de Ratzinger se producen días después de que en nuestro país el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, sorprendiera a propios y extraños denunciando una supuesta conspiración de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) con el objetivo de “homosexualizar” a la mitad de la población mundial en un plazo de 20 años. Un obispo, Demetrio Fernández, ya conocido por sus convicciones homófobas y tránsfobas.
“El ‘ministro’ de la familia en el gobierno del Papa, el cardenal Antonelli, me comentaba hace pocos días en Zaragoza que la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual. Para eso, a través de distintos programas, irá implantando la ideología de género, que ya está presente en nuestras escuelas. Es decir, según la ideología de género, uno no nacería varón o mujer, sino que lo elige según su capricho, y podrá cambiar de sexo cuando quiera según su antojo. He aquí el último ‘logro’ de una cultura que quiere romper totalmente con Dios”, expresaba literalmente el obispo Fernández en una homilía pronunciada en Córdoba el pasado 26 de diciembre (que puedes leer íntegramente pinchando aquí).
Días después, el domingo 2 de enero, tuvo lugar en la Plaza de Colón de Madrid el acto en defensa de la familia tradicional que el arzobispado de la capital convocó por cuarto año consecutivo. Un acto cuya asistencia, por cierto, pierde fuelle año tras año, y en el que bajo el lema “la familia cristiana, esperanza para Europa” se repitieron las ya habituales consignas en contra, entre otros, de los modelos familiares distintos al tradicional.
No faltó entre los asistentes el eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja, bien conocido por su cercanía a las posiciones más conservadoras de la iglesia y su hostilidad hacia los derechos LGTB. Mayor Oreja aprovechó por cierto la ocasión para atacar al Gobierno por sus leyes de contenido social. “En lugar de haber hecho lo que tenía que hacer, que es resolver los problemas de las personas, ha estado más dedicado a una tarea de ingeniería social, es decir, a tratar de cambiar la mentalidad y las conciencias a través de las leyes”, declaró.